El dirigente del PRO recordó en la 99.9 como fue la votación sobre la estatización de YPF cuando era diputado y que hoy le cuesta al país una cifra millonaria.

La estatización de YPF ha llevado a que Argentina tenga hoy que pagar un juicio millonario. En el momento de la votación en el Congreso, hubo voces que advirtieron no sólo esa posible situación a futuro sino los problemas que tendría el país en el suministro del combustible.
Uno de ellos fue el actual dirigente del PRO y en ese momento Diputado Nacional, Eduardo Amadeo que recordó aquél momento en la 99.9: «el tema de YPF fue más bien el tema de la energía, fue uno de los ejes del proyecto político y económico de Néstor Kirchner. YPF había sido vendida a Repsol, y después Repsol comenzó a fallar. Kirchner decidió que lo que quería era apropiarse de YPF, y lo hizo a través de un acuerdo con un grupo empresario, el grupo Eskenazi, que compró YPF sin poner un peso. O sea, lo compró con las utilidades de YPF. Lo que hacían era sacar plata de YPF y con eso iban pagando lo que deberían haber puesto dentro de su bolsillo. Lo cual creó además una situación muy compleja desde el punto de vista del tema energético. Pero Kirchner había decidido que iba a reducir las tarifas. Todos recordamos la ridiculez cuando recibíamos tarifas de energía por nada, por nada. Y además empezaron las negociaciones para armar un grupo que se quedara con YPF y con todo el dinero que pudieran».
Trataron de alertar sobre los problemas a futuro, pero había un contexto imposible: «comenzamos a oponernos a esto por varias razones. Uno, porque denunciábamos la corrupción que había metida detrás de esto, pero dos, porque nosotros decíamos que si no se hace otra política energética, va a suceder lo que finalmente sucedió. No es cuestión de proclamar la soberanía, llenarse la boca como ahora de la palabra soberanía, sino tener realmente una política energética. Así llegamos a las presentaciones en el Congreso, el kirchnerismo estaba en su gloria porque Cristina había ganado las elecciones, y nosotros dimos una batalla solitaria en el congreso exigiendo al kirchnerismo que presentara una política energética en serio y que la eventual estatización fuera bien hecha».
No se necesitaba tener demasiado expertisse para darse cuenta que el proceso que estaba iniciando el kirchnerismo iba a terminar mal: «cuando empezamos a leer los términos de la estatización, nos dimos cuenta que iba a pasar lo que finalmente pasó. O sea, esto fue una operación política, no se respetaron los términos y los contratos que estaban detrás de YPF. Y así llegamos al día de la votación, en el que 33 de nosotros votamos en contra. Pocas veces he votado en una situación de violencia como la de esa noche. Al punto que me costó como hasta las 2 de la mañana para salir del Congreso, por el nivel de excitación y de violencia que había. Eso fue lo que sucedió en aquel momento. El tiempo dio la razón. La palabra soberanía no sirvió para nada. La Argentina cayó en un déficit energético espantoso. La cuestión era lo que hacíamos para beneficiar a los pobres y la Argentina se llenó de canchas de tenis iluminadas, piletas iluminadas, etc. La política estuvo lejos de favorecer a los pobres y lo que hizo fue descapitalizar a la Argentina».
La soberanía parece hoy estar nuevamente en discusión pero los antecedentes esta vez a Kicillof no lo ayudan: «Detrás hay una discusión mucho más profunda, que es la que intenta revivir hoy día Kicillof. La palabra soberanía sirve para cualquier cosa. Ahora, con la palabra soberanía uno puede hacer estos errores, como lo demuestra lamentablemente el juicio que hemos perdido, esa fortuna incalculable que vamos a perder los argentinos cuando de lo que se trata es de administrar bien, de administrar con cuidado, de tener unidad estratégica y no llenarse la boca gritando soberanía que finalmente nos ha costado a Argentina billones de pesos. Nosotros vemos lo que nos ha costado».