El Mando Central del Ejército ha difundido una grabación en la que atribuye a una patrullera iraní la retirada de un explosivo sin detonar de uno de los buques saboteados.
Estados Unidos ha respaldado este viernes con imágenes sus acusaciones de que Irán está detrás del nuevo ataque a petroleros en el golfo de Omán. De madrugada, el Mando Central de las Fuerzas Armadas estadounidenses (CENTCOM) ha difundido un vídeo que, asegura, muestra a miembros de la Guardia Revolucionaria iraní retirando una mina adherida al casco de uno de los buques afectados y que al parecer no llegó a hacer explosión. Horas antes, el secretario de Estado, Mike Pompeo, había responsabilizado del sabotaje a Teherán sin aportar pruebas. Irán ha negado cualquier relación con lo ocurrido.
“A las 16.10 hora local, una patrullera de clase Gashti del IRGC se aproxima al buque cisterna Kokuka Courageous y se ve y graba cómo retira [del mismo] la mina lapa sin detonar”, ha señalado el capitán William Urban, portavoz del CENTCOM, en un comunicado enviado a la prensa. IRGC son las siglas en inglés de Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica, o Guardia Revolucionaria, cuyos integrantes son también conocidos como Pasdarán por el término persa para guardianes.
Junto al vídeo, el CENTCOM ha distribuido además dos fotografías de la supuesta mina, un tipo de explosivo que se adhiere al casco de forma magnética, antes de que fuera retirada. El citado buque sufrió dos explosiones en tres horas antes de que la tripulación fuera evacuada, según informó la víspera la empresa propietaria, la japonesa Kokuka Sangyo. Su presidente, Yutaka Katada, mostró imágenes en las que se aprecia un boquete sobre la línea de flotación en uno de los costados del Kokuka Courageous.
Sin embargo, Katada ha asegurado este viernes que la tripulación del Kokuka vio algo “que volaba hacia el barco” poco antes de descubrir el agujero, y que no cree que su barco estuviera minado. Además de este buque, también fue atacado el petrolero noruego Front Altair, que se incendió como consecuencia del sabotaje y quedó inutilizado. Sin embargo, los marinos del Kokuka han podido regresar a bordo para restablecer el sistema eléctrico. Cuando se produjo el supuesto ataque, ambos navíos acababan de cruzar el estrecho de Ormuz procedentes del golfo Pérsico y se encontraban en aguas internacionales dentro del golfo de Omán. Se trata de una de las rutas marítimas más transitadas y por la que pasa una quinta parte del petróleo que se consume en el mundo.
Irán se ha apresurado no solo a rechazar las acusaciones, sino a arrogarse la seguridad del estrecho de Ormuz. “Estamos a cargo de mantener la seguridad en el estrecho y rescatamos a las tripulaciones de los petroleros atacados en el menor tiempo posible (…) las acusaciones del secretario de Estado Pompeo a Irán son alarmantes”, ha declarado este viernes el portavoz del Ministerio de Exteriores iraní, Abbas Musavi, citado por la agencia estatal IRNA.
El nuevo incidente, apenas un mes después de que otros cuatro petroleros sufrieran ataques similares un poco más al oeste en esa misma zona, ha agravado las tensiones. El precio del crudo se disparó más de un 4% en un primer momento, aunque finalmente quedó en un 2%. Estados Unidos convocó anoche una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU. La representación de Irán ante ese organismo volvió a negar las acusaciones como antes había hecho su ministro de Exteriores, Mohammad Javad Zarif. Según los portavoces iraníes, alguien está tratando de dañar su reputación y enfrentarles con la comunidad internacional.
De momento, las autoridades japonesas han pedido a sus navieras que operan en la zona de los incidentes que extremen la precaución, mientras el Gobierno sigue recabando información, informa Reuters. Para Tokio, lo ocurrido es un doble golpe porque su primer ministro, Shinzo Abe, se encontraba en Teherán tratando de mediar entre Irán y EE UU, algo que el líder supremo iraní, el ayatolá Ali Jamenei, rechazó de plano.