Por primera vez en 40 años, Estados Unidos podría volver a exportar crudo, gracias al fuerte impulso en su producción nacional.
La Casa Blanca analiza aflojar la prohibición existente desde 1975 para las exportaciones petroleras, vigente desde cuando el embargo árabe provocó un fuerte shock a la economía internacional y nacional.
El primer paso en esta dirección ya está dado, visto que el año pasado el Departamento de Comercio permitió que el organismo Pioneer Natural Resources vendiera crudo estadounidense no refinado a compañías extranjeras, que a su vez convierten al producto en naftas o combustibles para aviones.
En diciembre pasado, por otra parte, las autoridades aprobaron exportar crudo ultraliviano parcialmente procesado sin permisos especiales.
La difusión a gran escala de las técnicas de extracción vinculadas al “fracking” y la consiguiente irrupción de Estados Unidos como país productor, está haciendo sentir sus efectos en el nivel de los precios del “oro negro”, que han registrado una fortísima baja, golpeando a su vez a las cotizaciones bursátiles de los mayores grupos del sector, además de las inversiones previstas en diferentes países.
Esto ha provocado que en Estados Unidos la baja de la gasolina llegase incluso hasta a dos dólares por galón (3,8 litros), medida que las autoridades han definido como un claro “recorte de los impuestos” para todos los estadounidenses.
Sin embargo, las dificultades para derribar las últimas barreras a la exportación de crudo son muchas. Por una parte, el Congreso rechaza esta posibilidad y por otra, el transporte del crudo norteamericano no es una tarea simple y depende de las áreas de extracción, que a su vez son claves respecto de la densidad y el contenido de azufre del crudo.