Un estudio realizado por una consultora señala que hay una acumulación crónica de ropa, libros, trabajos escolares, estudios médicos y envoltorios de regalos que “resisten en los hogares, olvidados y sin uso”
Una encuesta realizada a 1.193 personas en distintas ciudades del país permitió conocer que el 74% de personas acumulan objetos. Quienes fueron consultados se reconocieron como acumuladores de objetos que no utilizan como ropa, libros, trabajos escolares, estudios médicos y envoltorios de regalos. “Nosotros en el departamento tenemos de todo acumulado. Lo mas insólito creo que son boletas electorales. Hay desde la época de Cámpora y las dejó mi ex marido”, reconoció la socióloga Zulma Muñiz.
El estudio realizado por la consultora TrialPanel también aportó que el 90% de los entrevistados hacen limpieza de elementos no utilizados, por lo menos, una vez al año. “El criterio para guardar objetos no debe ser solamente utilitario. Hay cosas que una quiere atesorar porque evocan lindos momentos o gente querida aunque jamás los usaría. Por ejemplo, tengo un gorrito que me tejió mi abuela o un juguete que amaba en la infancia”, compartió María Isaac, comunicadora de una agencia internacional de desarrollo. Mas allá de los afectos, la profesional reconoció que acumula objetos que no usa, como casi todas las personas, que cuando deciden hacer limpieza eligen regalarlos a familiares o personas que lo necesitan, según la investigación.
De esto saben mucho en Fundación Tzedaká, una ONG de la colectividad judía que desde 1991 trabaja en red para colaborar en mitigar situaciones de pobreza. Parte de su estrategia tiene que ver con recibir donaciones. “Hay un crecimiento lento pero constante de la cultura de la donación, sobre todo de objetos, no tanto de dinero”, explicó Ruth Heymmann, directora de Comunicación de la institución. Ella coincide con los resultados de la encuesta: la ropa es lo que más acopian las personas y es lo que más donan. El gesto de despegarse de algo no es fácil para algunos.
En Tzedaká ha pasado que alguien quiso recuperar su remera favorita o el traje donde tenía ahorros. “Hay situaciones de este tipo, claro que sí, porque es muy subjetivo seleccionar de qué objetos desprenderse”, analizó la refente de la ONG, que hace ferias americanas en Serrano 558 y en Chorroarín 1280, de lunes a viernes de 8 a 17, para financiar distintos proyectos solidarios. Los números del relevamiento contaron que el 81% de las personas piensa que volverán a utilizar alguna de las cosas que acaparan y por eso no las descartan, y otras lo hacen porque piensan arreglarlas o les recuerdan a algún ser querido.
Es lo que le pasa al fotógrafo Mariano Capone, gerente de la productora artística Aluvión Zoo. Conserva un caballo de bronce de su niñez, cuando aún su mamá y su papá eran pareja: “Supongo que lo guardo como quien guarda una foto para retener aquel instante”. En su haber hay, además, una linterna antigua que usaba para jugar debajo de las sábanas “porque saber que está, verla, me deja tranquilo” y la almohada con la que dormía de niño, que “es un trapo inservible, pero es mi almohadita”. Para la psicóloga Leticia Cohen, autora del libro “Descubriendo las Constelaciones Familiares sólo en 60 minutos”, muchas veces “es como si los objetos fueran una continuación del cuerpo, se produce un apego y por eso es difícil desprenderse. Algo que gusta mucho y da placer se desea conservar. El tema es que cuánto más se guarda, queda menos espacio para cosas nuevas. Más se tiene, más energía se necesita para conservar lo que se tiene”. El desapegarse, desprenderse “es un trabajo importante de realizar consigo mismo. Venimos al mundo desnudos y nos vamos desnudos, sólo estamos de paso, si podemos tomar profunda conciencia de ello es más fácil soltar ya sean pensamientos, emociones, objetos; de este modo nos sentiremos más livianos y libres”.
El inicio de la época fría es buena oportunidad para revisar placares y aprovechar para donar y desapegarse, colaborando con alguna de las instituciones que reciben todo tipo de elementos y los distribuyen a quienes más lo necesitan. En todo el país hay voluntarios que hacen esta tarea. En la Ciudad de Buenos Aires pueden encontrarse algunas opciones visitando esta página: www.buenosaires.gob.ar/ciudadverde/separacion/como/objetos-en-desuso