El 85% de los franceses aprueba la gestión de Hollande frente al ataque terrorista

Sarkozy pierde puntos tras su intento de situarse en la cabecera de la manifestación del pasado domingo en París

Francois-HollandeEl paisaje político de Francia ha comenzando a cambiar, tras las reacciones cívicas a los atentados terroristas de la semana pasada en París, que causaron 17 muertos. Los franceses parecen aspirar a una unión nacional profunda, que todos dicen defender pero los extremos agrietan y amenazan. Según un sondeo publicado por el diario «Le Parisien», el 85 % de los franceses aprueba el comportamiento de François Hollande y su gestión de la crisis. La opinión pública valoró la acción antiterrorista conducida con firmeza, sin gestos ideológicos ni partidismos, apelando en todo momento a la unión moral de la nación.
Según el mismo sondeo, el 87% de los franceses se dicen hoy orgullosos de su nacionalidad y del comportamiento de sus compatriotas durante las dramáticas jornadas, percibidas masivamente como un acontecimiento histórico que pudiera marcar un giro social y político imprevisible. La inmensa tragedia de la semana pasada ha permitido recordar a todos la importancia crucial de los valores comunes esenciales. Hacía décadas que las fuerzas del orden no eran aplaudidas por las riadas de manifestantes, orgullosos de cantar por las calles el himno nacional, La Marsellesa, con la alegría de un pueblo unido.
Hace apenas dos semanas, el presidente Hollande continuaba caído en el hoyo de un 80% de opiniones negativas. Su popularidad ha remontado cuatro puntos en enero, según un sondeo realizado parcialmente después del ataque a la revista «Charlie Hebdo». El sondeo de OpinionWay para MetroNews y LCI sitúa en el 25% la satisfacción ciudadana con Hollande, cuatro puntos más que el mes anterior. Un 75 por ciento dijo estar disconforme.

Aplausos a Valls
Todo parece sugerir que el paisaje político nacional ha comenzado a sufrir cambios imprevisibles. El primer ministro, Manuel Valls, fue aplaudido muy calurosamente en la tarde del miércoles por todos los diputados de izquierda y derecha, que en pie cantaron el himno nacional. Se trata de un gesto excepcional. Por vez primera desde hace mucho tiempo, socialistas y conservadores coincidían en la defensa de los pilares morales de la nación.
Su brillante gestión de una crisis sin precedentes está modificando la visión popular del personaje Hollande. Su más íntima enemiga, Martine Aubry, hija de Jacques Delors (católico practicante), decía de él que «es un picha floja». Ante tan penosa opinión, el presidente ha demostrado tener un temple de hombre de Estado.
Tras embarcar a Francia en dos guerras contra el terrorismo (Malí y Siria- Irak), Hollande ha dirigido con eficacia las operaciones policiales y judiciales que permitieron eliminar a tres asesinos peligrosos en menos de 72 horas. François Hollande descartó cualquier «negociación» y dio su visto bueno a una eliminación física muy expeditiva de los tres terroristas, colofón de unas operaciones de muy alta escuela policial, nada «angelicales».
Las espectaculares reacciones de solidaridad el pasado domingo, tanto nacionales como internacionales, anunciaban una ola cívica muy profunda, que los primeros sondeos parecen confirmar al apoyar el comportamiento de un jefe del Estado al frente de una nación caída de hinojos en una crisis económica muy grave.
A la derecha, Nicolas Sarkozy ha perdido puntos de manera patética y espectacular, mientras que Alain Juppé ha confirmado un comportamiento de hombre de Estado. Sarkozy es víctima de su comportamiento, filmado y fotografiado durante la gran manifestación del domingo, cuando cincuenta jefes de Estado y Gobierno encabezaron la gran manifestación convocada por François Hollande.
En tanto que jefe de la oposición, Sarkozy fue situado en un segundo o tercer rango, detrás de todos los jefes de Estado y gobierno llegados de cinco continentes. Circulan varios vídeos y bastantes fotografías que muestran cómo Sarkozy intentó y consiguió situarse en la cabecera de la manifestación. Hasta que fue invitado a volver a su lugar. Esa «niñería» ha sido percibida por cadenas de radio y TV como un comportamiento mezquino.
El silencio de Alain Juppé ha sido percibido como mucho más digno. En los sondeos de opinión, Juppé se ha consolidado como la figura política con más futuro de Francia, cuando Sarkozy ha retrocedido varios puestos.