Partió desde la Guayana Francesa a las 18.43 y sólo 33 minutos después se separó del cohete que lo transportó.
Argentina se convirtió ayer en el primer país latinoamericano que tiene en órbita un satélite geoestacionario, que lleva el nombre de ArSat-1. Fue lanzado exitosamente desde la base Kourou, en Guayana Francesa, y servirá para brindar servicios de telefonía, televisión e Internet para todo el territorio nacional, Chile, Uruguay y Paraguay, incluyendo zonas rurales.
La puesta en órbita del satélite se hizo a través del despegue del cohete francés Arianne 5, que llevaba al satélite argentino a las 18.44 horas, y una mujer, la ingeniera argentina Ana Caumo, jefa del proyecto de Invap –la empresa pública de la provincia de Río Negro, que lo construyó para ArSat S.A., que se creó en 2006 y depende del Ministerio de Planificación. También se lanzó en el mismo cohete otro satélite de la empresa norteamericana Direct TV.
Mucha tensión hubo en las dos horas previas al lanzamiento. La cuenta regresiva se bloqueó a los 7 minutos por las condiciones meteorológicas y por un chequeo técnico de último momento. El despegue se demoró unos 44 minutos. A las 19.17 el satélite se desprendió de la cápsula propulsora a unos 300 kilómetros sobre el nivel del mar, y empezaron las maniobras desde la superficie terrestre para ubicar al satélite en la posición de 71,8 grados de longitud oeste y para que se mantenga a 36.000 kilómetros de altura de manera constante. “De ahora en más tenemos unos diez días de órbita de transferencia hasta llegar a la órbita geoestacionaria”, dijo José Aurelio, jefe de Operaciones Satelitales en la Estación Terrena Benavídez, en el Conurbano.
El ArSat-1 es un tipo de satélite geoestacionario de telecomunicaciones. En el mundo, el primer satélite geoestacionario se había lanzado en 1964 desde los Estados Unidos y se usó para trasmitir los Juegos Olímpicos por televisión. Antes del ArSat-1, la Argentina había lanzado otro tipo de satélites, como el de observación de la Tierra Sac-D/A, que fue puesto en órbita en 2011. Ahora, el ArSat-1 vendrá a desempeñar sus funciones de telecomunicaciones, un hecho que el Gobierno consideró que se trata de “soberanía satelital”.
Es que la Unión Internacional de Telecomunicaciones había asignado a la Argentina dos posiciones orbitales para colocar satélites geoestacionarios: la posición 71,8° y la posición 81°. El País estaba ocupando la posición 71,8° con un satélite alquilado. El satélite ArSat-1 ocupará esa posición y brindará en forma exclusiva las telecomunicaciones en el país, mientras que el satélite alquilado se desactivará. Dentro de tres días, el ArSat-1 estaría en esa posición, girando a 11.000 kilómetros por hora. La otra posición orbital asignada a la Argentina, la 81° está ocupada con otros 2 satélites alquilados. Después del lanzamiento, la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner informó por cadena nacional y desde el Salón de los científicos en Casa Rosada que esos satélites alquilados también serán reemplazados por otros. El año próximo se lanzará el ArSat-2, que “ya está construido en un 70 por ciento”, y más adelante el ArSat-3, que está en desarrollo.
Desde la Guayana Francesa, el ministro de Planificación, Julio De Vido, dijo que con el ArSat-1, el país entró al grupo selecto de países que producen ese tipo de tecnología: Estados Unidos, Rusia, China, Japón, Israel, India y la Unión Europea. Su construcción costó 1.121 millones de pesos y algunos componentes fueron hechos en Francia y Alemania.
“Ya están desplegadas las alas del ArSat –dijo la Presidenta–, también están desplegadas las alas de todos los argentinos. En tiempos en los que fondos buitres, con alas negras, nos quieren embargar el presente e hipotecar la vida de futuras generaciones de argentinos. Y que aquí adentro, hay otros argentinos que quieren derogar los sueños, les digo que los sueños no se derogan. También están desplegadas las alas argentinas, de la ciencia, de la tecnología y de la igualdad”.