Michael Zehaf-Bibeau quería viajar a Siria, según la policía.
“¿Cómo explicas algo así? Lo sentimos”. Es todo lo que alcanzó a decir Susan Bibeau, la madre del joven identificado como el atacante que el miércoles mató a un soldado en Ottawa y e irrumpió a tiros en el Parlamento canadiense hasta que fue abatido, antes de romper a llorar en una breve entrevista telefónica con la agencia AP.
Las preguntas se acumulan también en una Canadá que no alcanza a comprender qué llevó a un joven criado en este país que gusta mostrarse como país multicultural y de consenso a realizar un acto calificado como “terrorista” por el primer ministro, Stephen Harper, y que parece tener tintes de extremismo islámico. De hecho, según las últimas revelaciones, Zehaf-Bibeau estaba intentando viajar a Siria.
Algo que por su parte también está arrancando cuestionamientos sobre la actuación de unas autoridades que estaban sobre aviso de la progresiva radicalización del joven.
Tanto el periódico The Globe and Mail como la cadena CTVNews aseguran que las autoridades estaban alertadas de su posible radicalización -se había convertido años atrás al islam-, aunque el comisionado de la Policía Montada de Canadá, Bob Paulson, desmintió este jueves que el joven estuviera en la lista de “viajeros de alto riesgo”, tal como se había informado en un principio. Aun así, Zehaf-Bibeau estaba en el radar de las autoridades por su posible relación con un presunto radical islámico que sí está buscado por Canadá, identificado por la prensa como Hasibullah Yusufzai.
En cualquier caso, Zehaf-Bibeau estaba en Ottawa desde el 2 de octubre para “resolver un tema con su pasaporte”, dijo Paulson, según el cual se ha conocido que el agresor tenía planes para viajar a Siria.
Además, Zehaf-Bibeau, de 32 años, no era un desconocido de la justicia.
Sus antecedentes penales datan de 2001. Desde ese año, cometió al menos 11 delitos -desde consumo de drogas a robo y hasta posesión de arma peligrosa- por los que llegó a cumplir varios meses de cárcel entre 2003 y 2004, según varios registros judiciales a los que ha tenido acceso el diario canadiense The Star. Sus roces con la justicia continuaron al menos hasta 2012.
Zehaf-Bibeau nació en Quebec en 1982 y creció en Laval, al norte de Montreal, donde estudió en escuelas privadas.
Su madre, Susan Bibeau, es una alta funcionaria de la Junta de Inmigración y Refugiados de Canadá. Su padre -o padrastro, en ello también difieren los medios canadienses- es un empresario de origen libanés, Bugasem Zehaf, que al parecer combatió en Libia en 2011, de acuerdo con el Globe. La pareja se divorció en 1999, poco antes, pues, de que Zehaf-Bibeau comenzara sus problemas con la justicia.
Según un perfil del Globe, que entrevistó a un amigo suyo, Dave Bathurst, Zehaf-Bibeau también habría vivido un tiempo en Libia antes de mudarse al oeste de Canadá, donde se desempeñó como minero y otros trabajos manuales.
Los dos hombres se conocieron hace tres años en una mezquita en Burnaby, en las afueras de Vancouver. Según Bathurst, en aquellos momentos Zehal-Bibeau no parecía tener una visión extremista o tendencia a la violencia, aunque admite que llegó a pensar que tenía algún trastorno psicológico porque a menudo hablaba de la “presencia de Shaytan (término árabe para demonio) en el mundo”, dijo al rotativo. Su comportamiento “errático”, relató, llevó a los responsables de la mezquita a pedirle que dejara de atender los rezos allí.
La última vez que Bathurst vio a Zehaf-Bibeau fue en otra mezquita en Vancouver hace seis semanas. Según su amigo, Zehaf-Bibeau le contó que quería viajar en breve a Oriente Medio.
“Quería volver a Libia y estudiar”, dijo Bathurst. Según aseguró al Globe, le instó a Zehaf-Bibeau a que se asegurara de que sus verdaderas intenciones eran estudiar “y no otra cosa distinta”, y que éste le respondió que su único objetivo era estudiar el islam y árabe, una afirmación que ya no parece estar tan clara.