Nueva Delhi revocará los permisos de todos los ciudadanos paquistaníes tras el atentado de Cachemira. Islamabad responde con medidas recíprocas, que incluyen el cierre del espacio aéreo a todas las aerolíneas indias.

La crisis diplomática entre la India y Pakistán ha escalado este martes después de que el Gobierno indio anunciara su decisión de revocar todos los visados de los ciudadanos pakistaníes a partir del 27 de abril. La medida implica que todos los nacionales de ese país “que se encuentren actualmente en la India deben abandonar el país”, según anunció el Ministerio de Exteriores en un comunicado en el que pidió “encarecidamente a los ciudadanos indios que eviten viajar a Pakistán”. El Gobierno de Narendra Modi justifica esta actuación en “las decisiones tomadas por el Comité de Seguridad del Gabinete tras el ataque terrorista de Pahalgam”, una masacre que dejó 26 muertos y 17 heridos entre un grupo de turistas en la parte de Cachemira administrada por Nueva Delhi el pasado martes. Pakistán ha respondido con medidas recíprocas que implican, además, la suspensión del comercio con la India.
Además de suspender los visados, el Gobierno paquistaní ha dispuesto que todos los ciudadanos indios deben salir del país en 48 horas. En un comunicado publicado por el primer ministro Shahbaz Sharif, Pakistán anunció también la suspensión de “todos los acuerdos bilaterales con la India (…) hasta que desista de su comportamiento manifiesto de fomentar el terrorismo dentro de Pakistán”. Las medidas han incluido el cierre del espacio aéreo “para todas las aerolíneas de propiedad o gestión indias”, así como la suspensión de “todo comercio con la India, incluso con origen o destino en terceros países”.
Una de las cuestiones más sensibles ha sido la decisión de Nueva Delhi de suspender el Tratado de las Aguas del Indo, un acuerdo firmado en 1960 auspiciado por el Banco Mundial y que dispone los términos de la distribución de los recursos hídricos de la zona. La decisión afecta directamente la producción agrícola paquistaní. En respuesta, el Gobierno de Pakistán ha asegurado que “cualquier intento de detener o desviar el flujo de agua perteneciente a Pakistán” según dicho tratado “se considerará un acto de guerra y se responderá con toda la fuerza a través de todo el espectro del poder nacional”.
La tensión entre las dos potencias nucleares se ha incrementado después del ataque en la localidad de Pahalgam, en Cachemira. Esta región ha sido el foco de un conflicto que Nueva Delhi e Islamabad han tenido desde su independencia del Reino Unido, en 1947, en el que ambos países ―junto con China― reclaman el control del territorio. El atentado del martes, que fue reivindicado por un grupo insurgente local denominado Frente de Resistencia (TFR por sus siglas en inglés), fue calificado por las autoridades indias como el más grave que se hubiera visto en décadas contra civiles. El Gobierno de Sharif ha negado toda vinculación con el ataque.
“Pakistán condena rotundamente el terrorismo en todas sus formas y manifestaciones. (…) Ante la falta de una investigación creíble y pruebas verificables, los intentos de vincular el ataque de Pahalgam con Pakistán son frívolos, carentes de racionalidad y de lógica de derrota”, ha resaltado la nota publicada este jueves por Islamabad. Al tiempo, ha asegurado que la India “debe resistir la tentación de explotar incidentes tan trágicos para su beneficio y asumir plena responsabilidad por su incapacidad para proporcionar seguridad a su pueblo”.