Las autoridades alemanas han confirmado que Ali David Sonboly estaba en tratamiento psiquiátrico por ansiedad y depresión.
Ali David Sonboly, el joven germano-iraní de 18 años autor del tiroteo de Múnich, llevaba un año planeando el ataque en el que el viernes mató a nueve personas antes de quitarse la vida. En una rueda de prensa este domingo, el presidente de la Oficina de Investigación Criminal de Baviera, Robert Heimberger, ha revelado nuevos detalles de la investigación y del perfil del joven.
Entre ellos, que estaba desde el verano pasado “ocupado” con el ataque. “El autor de la matanza empezó a prepararla hace un año”, dijo el fiscal Thomas Sternkra-Koch. Incluso, indica la Policía, llegó a visitar el escenario de otra matanza escolar, lo que documentó con su cámara digital. Esta información se extrae de un “manifiesto” que dejó escrito sobre los hechos y que está siendo analizado sin que hayan trascendido mayores detalles. Una vez más, las autoridades alemanas han dejado claro que no había “ninguna motivación política” tras el ataque y no eligió a sus víctimas por nacionalidad u otro motivo.
También se ha confirmado que sufría “fobia social”, se encontraba en tratamiento psiquiátrico por ansiedad y depresión y tenía medicamentos en casa, aunque no se sabe si los estaba tomando. Las autoridades ya habían hecho referencia a los problemas que atravesaba Ali David Sonboly el sábado. De hecho, en 2015 el joven había estado ingresado dos meses y en los últimos tiempos se encontraba sólo en tratamiento ambulatorio porque le generaba ansiedad entrar en contacto con otras personas.
Ya en un vídeo que se hizo viral el pasado viernes, Sonboly daba pistas sobre el posible origen de sus problemas. En la conversación con el vecino que le grababa desde un balcón, el joven germanoiraní le recriminaba “por culpa de gente como tú fui acosado durante siete años… y ahora tengo un arma para disparar”. También hablaba sobre algo relacionado con una “sala de psiquiatría”. Eso sí, la Policía ha pedido prudencia a la hora de hablar de asuntos serios como el ‘bullying’.
La Policía se ha referido de pasada a un episodio de acoso escolar que sufrió el joven en 2012, asunto que no ha querido vincular directamente con el ataque al descartar que ninguno de sus excompañeros se encontraran entre las víctimas. En aquella ocasión, según el ‘Bild am Sonntag’, recibió una paliza de camino al colegio. Después de ese momento, explicaron, Sonboly empezó a buscar refugio en juegos de internet, en los que se identificaba con nombres como “Psycho” o “juguemos este juego hasta la muerte”.
La rápida reacción de las redes sociales al tiroteo permitió que el padre del autor del ataque pudiera reconocerle en uno de los vídeos y corriera a una comisaría para informar sobre sus sospechas. Los padres todavía no han declarado ante las autoridades por encontrarse aún sobrepasados por la tragedia. La pareja llegó a Alemania en los años noventa para trabajar, como taxista él y como dependienta ella.
Una pistola comprada en la ‘Darknet’
En las primeras reacciones al ataque sorprendía que el joven cargara una pistola Glock 17 de 9 milímetros para la que no tenía licencia y sobre todo los 300 cartuchos de munición que llevaba en la mochila. Según la policía de Múnich, que ha revisado parte de los archivos del ordenador del asesino, compró el arma a través de la ‘Darknet’, después de que hubiera sido inutilizada en 2014 y empleada como atrezo de teatro. La Oficina Federal de lo Criminal (BKA) explicó que es habitual que este tipo de pistola aparezca en actos terroristas, como el perpetrado en Francia contra la revista satírica ‘Charlie Hebdo’.
Reclamo para atraer víctimas
Además, la Policía investiga la posibilidad de que el autor del tiroteo de Múnich llevase a cabo una trampa para conseguir más víctimas en su macabro acto. Según parece, Ali David Sonboly habría abierto una cuenta ‘fake’ en Facebook destinada a atraer más público a la hamburguesería en la que perpetró los disparos. En concreto, la cuenta, atribuida a Selina Akin, ofrecía invitaciones y descuentos en dicho centro a quienes se respondiese a la cita, fijada el viernes a las cuatro de la tarde.
La cuenta difundió varios mensajes al respecto que, a su vez, fueron publicados por algunos usuarios de Twitter. Eso despertó la alarma de la joven cuyas fotos fueron robadas y usadas para la cuenta ‘fake’, que se encargó de alertar del falso carácter de lo que se estaba divulgando. Heimberger ha precisado que entre las víctimas no había ninguna personas de los contactos que tenía Sonboly en su verdadera cuenta y tampoco compañeros de colegio.
De Múnich
“Nacido en Múnich y criado en Múnich”, así comenzó la Policía alemana su escueto perfil biográfico sobre el joven germano-iraní de 18 años que irrumpió este viernes en un restaurante de McDonald’s pistola en mano, causando diez muertes -incluida la suya- y heridas a una veintena de personas. Con esa primera descripción desechaba de entrada que tuviera “nada que ver con temas de refugiados”, como también lo desvinculó del Estado Islámico. Se trataba de un “estudiante”, un chico de Múnich. Lo que no llegó a precisar el jefe policial fue su nombre, Ali David Sonboly, el cual quiso preservar sin éxito, pues los medios locales hicieron pronto su parte.
Hijo de un taxista y una dependienta, vivía con su familia en un edificio registrado este sábado por la Policía de Múnich en el humilde barrio de Maxvorstadt. En su cuarto las autoridades no han encontrado ninguna carta de despedida, pero sí recortes de prensa y “mucho material” relacionado con matanzas en solitario. Incluido un ejemplar del libro ‘Amok, por qué matan los estudiantes’, sobre dicho síndrome que usa un término malayo para referirse a un “ataque de locura homicida”. Tampoco el nombre de su instituto ha sido revelado para no despertar alarmas.
En medios alemanes, hablan de él como un chico solitario y tímido que de vez en cuando trabajaba como repartidor de periódicos para ganar dinero.
Por eso, indican, cabe pensar que el fallecido autor del ataque del viernes pudiera haber estado influido por Anders Behring Breivik, el noruego que hace justo cinco años asesinó a 77 personas en Oslo y Utøya. “Es casi forzoso recordarlo”, ha dicho Andre, para quien en este caso convergen tres situaciones: el viernes se cumplía un lustro de ese ataque, “el autor había estudiado estos hechos de violencia indiscriminada” y la mayoría de las víctimas también eran jóvenes.
Otro de sus modelos, según muchos indicios, pudo ser Tim Kretzshmer, el autor de una matanza en un colegio de Winneden (sur de Alemania) ocurrida en 2009 y que se saldó con la muerte de 16 personas, incluyendo el asesino de 17 años, quien se suicidó.