La capital de Hungría ha sido pionera en Europa en su uso: «Budapest Taxi» ha anunciado que permite pagar sus servicios con la moneda virtual creada por Satoshi Nakamoto.
Este podría ser el año del bitcoin, la criptodivisa que viene a relevar al bancor, aquella moneda internacional pensada por J.M. Keynes. Mientras, la capital de Hungría está siendo la pionera en Europa en su uso: «Budapest Taxi» ha anunciado que permite pagar sus servicios con la moneda virtual creada por Satoshi Nakamoto. La compañía que dirige Csaba Horváth –una de las empresas de taxis más grandes de la ciudad– demuestra que los taxistas húngaros también saben del mundo digital, luego de las masivas protestas de enero en Budapest contra Uber, la aplicación para móviles que gestiona la contratación de vehículos para trayectos cortos.
Con la iniciativa de Horváth, los viajeros de la capital húngara que cuenten con bitcoins podrán pagar los taxis con su móvil: el pasajero debe tener, además de la moneda virtual, una aplicación en su teléfono inteligente capaz de leer un código QR que permite abonar el coste en bitcoin. «Aún no contamos con un número de cuántos lo usan» ha dicho Horváth explicando que la compañía ha decidido introducirlo para ofrecer una tecnología más con la que facilitar el pago, además de explorar una «oportunidad de negocio». La compañía encargada de gestionar el pago con bitcoin es COinPAY, cuyo máximo responsable, András Lőwy, asegura que medidas como ésta ayudarán a mejorar la reputación de la criptodivisa.
Por su parte, el Banco Nacional de Hungría ha advertido en un comunicado sobre el riesgo de usar bitcoin, argumentando que la moneda virtual no está supervisada por autoridades y no existe una regulación sobre garantías y responsabilidades. Lo anterior es justamente la principal característica del bitcoin: moneda descentralizada independiente de un emisor central. En Hungría, el primer cajero automático para comprar bitcoin se instaló en Budapest en agosto de 2014 en un club nocturno del centro de la ciudad, mientras que el segundo se encuentra en un centro comercial. Según Lőwy, los húngaros poseen actualmente bitcoins por un valor de unos 25 millones de euros.
Sus críticos sostienen que por la falta de control, el uso de bitcoin es poco seguro y abre la posibilidad de blanquear dinero relacionado con el terrorismo o el narcotráfico. Los usuarios de bitcoin se defienden destacando su carácter democrático: la moneda está desarrollada colectivamente a través de una plataforma de código abierto y sin el control de ningún organismo regulador o de intermediarios. Otra de las críticas es que su cotización cambia rápidamente, pero el sistema introducido por Budapest Taxi elimina este riesgo ya que realiza una conversión instantánea de manera que la compañía recibe el monto en la moneda nacional, el forinto.