Italia se convertirá el próximo año en el primer país del mundo que obliga a los escolares a estudiar el cambio climático y el desarrollo sostenible, según ha avanzado el ministro de Educación italiano, Lorenzo Fioramonti.
Fioramonti, del Movimiento 5-Estrellas, es el defensor más enérgico en el Gobierno de las políticas verdes y ha sido criticado por la oposición en septiembre por animar a los estudiantes a faltar a la escuela con el fin de participar en las protestas climáticas.
En una entrevista en su oficina de Roma el lunes, Fioramonti ha asegurado que todas las escuelas públicas dedicarán 33 horas al año, casi una hora de la semana escolar, a cuestiones sobre el cambio climático desde el comienzo del próximo año académico en septiembre.
Muchas asignaturas tradicionales, como geografía, matemáticas y física, también se estudiarán desde la perspectiva del desarrollo sostenible, según añade el ministro, ex catedrático de economía de la Universidad de Pretoria en Sudáfrica.
“Todo el Ministerio está cambiando para hacer de la sostenibilidad y el clima el centro del modelo educativo”, afirma Fioramonti en una entrevista a Reuters.
“Quiero hacer del sistema educativo italiano el primer sistema educativo que ponga el medio ambiente y la sociedad en el centro de todo lo que aprendemos en la escuela”, ha añadido.
Fioramonti, de 42 años, autor de varios libros que argumentan que el producto interior bruto ya no debería utilizarse como la principal medida del éxito económico de los países, ha sido blanco de la oposición derechista desde que se convirtió en ministro en el Gobierno integrado desde hace dos meses por 5 Estrellas y el centroizquierdista Partido Demócrata (PD).
Sus propuestas de nuevos impuestos a los billetes de avión, al plástico y a los alimentos azucarados para recaudar fondos para la educación han sido objeto de ataques por voces críticas que argumentan que los italianos ya están sobrecargados de impuestos.
También fue criticado por los conservadores al sugerir que los crucifijos deberían ser retirados de las aulas italianas para crear un ambiente más inclusivo para los no cristianos.
A pesar de las críticas, el presupuesto del Gobierno para 2020 presentado al Parlamento esta semana incluía tanto el impuesto sobre el plástico como un nuevo impuesto sobre las bebidas azucaradas.
“Todos me ridiculizaron y me trataron como al tonto del pueblo, y ahora, unos meses después, el Gobierno está utilizando dos de esas propuestas y me parece que cada vez más gente está convencida de que es el camino a seguir”, asegura Fioramonti.
GRAVAMEN AL AZÚCAR Y LOS VUELOS
Las encuestas mostraban que entre el 70 y el 80% de los italianos apoyaban el gravamen al azúcar y a los vuelos, según afirma el ministro, que señala que los diputados de la coalición le habían dicho que presentarían enmiendas al presupuesto para introducir su propuesta de aumentar los precios de los pasajes aéreos antes de que se aprobara el presupuesto para fin de año.
Fioramonti dice que los impuestos selectivos de este tipo son una forma de desalentar los tipos de consumo que son perjudiciales para el medio ambiente o las personas, al tiempo que generan recursos para las escuelas, el bienestar social o la reducción del impuesto sobre la renta.
En este sentido, sugiere otros impuestos sobre varios tipos de juegos de azar y sobre los beneficios de las explotaciones petrolíferas.
Sus posiciones progresistas sobre la economía y el medio ambiente son la antítesis del partido ultraderechista Liga de Matteo Salvini, que ha superado a 5 Estrellas para convertirse en el partido más popular de Italia, con más del 30% del apoyo de los votantes.
Fioramonti señala que el nuevo Gobierno, que ha tenido un comienzo inestable con semanas de discusiones sobre los presupuestos, “sólo durará si es valiente”, e impide que Salvini siga decidiendo la agenda.
“Quiero representar a la Italia que se opone a todo lo que hace Salvini -añade-. Tenemos que construir una narrativa diferente y no tener miedo de decir algo que no le guste a Salvini, porque para eso existimos”.