Un tribunal condenó a muerte al acusado por atropellar a una multitud y consideró que lo hizo para descargar su ira por motivos personales; el gobierno de Xi ordenó a los gobiernos locales tomar medidas para prevenir futuros “casos extremos” tras una serie de asesinatos masivos.
Un tribunal chino sentenció a muerte a un hombre por haber matado a 35 personas el mes pasado al atropellar a una multitud, en una tragedia que según la justicia fue motivada por su enojo frente al acuerdo de su divorcio y que suscitó preocupación a nivel nacional sobre los asesinatos masivos.
El tribunal de la ciudad sureña de Zhuhai dictó la sentencia el viernes contra Fan Weiqiu, señalando que la naturaleza del crimen era extremadamente vil, los medios particularmente crueles y las consecuencias sumamente graves.
El tribunal determinó que Fan estaba desahogando su ira porque estaba descontento con el acuerdo de su divorcio.
En los días posteriores al ataque, y ante la reciente ola de asesinatos masivos, el presidente chino Xi Jinping ordenó a los gobiernos locales tomar medidas para prevenir futuros “casos extremos”.
Los ataques, desde conductores que atropellan a peatones a personas armadas con cuchillos que apuñalan a múltiples víctimas, no son nuevos en China. Pero el último pico de casos ha llamado la atención.
Los funcionarios locales se apresuraron a prometer que examinarían todo tipo de disputas personales que podrían desencadenar agresiones, desde problemas matrimoniales hasta desacuerdos sobre herencias.
Sin embargo, la creciente intromisión en la vida privada de los ciudadanos suscita preocupación en un momento en que el Estado chino ya ha reforzado su control sobre todos los aspectos sociales y políticos de la nación del este asiático.
“Crímenes de venganza”
“Crímenes de venganza contra la sociedad”. Así es como la gente en China etiqueta estos ataques.
Solo en noviembre, ocurrieron tres. Además de la masacre en Zhuhai, un hombre atropelló a personas en una escuela primaria en la provincia de Hunan, hiriendo a 30, después de sufrir pérdidas en inversiones, y un estudiante que reprobó su examen apuñaló y mató a ocho personas en una escuela vocacional en la ciudad de Yixing.
Aunque puede resultar difícil determinar el motivo exacto de estos ataques, los expertos afirman que en la sociedad china existe un agobiante sentimiento de presión.
“En la superficie, parece que hay factores individuales, pero vemos que hay un vínculo común”, dijo Wu Qiang, un exprofesor de ciencias políticas. “Este vínculo es, en mi opinión personal, que cada persona tiene un sentimiento de injusticia. Sienten profundamente que esta sociedad es muy injusta y ya no pueden soportarlo”.
Desde 2015, la policía china ha apuntado contra abogados de derechos humanos y grupos de defensa sin fines de lucro, encarcelando a muchos, mientras mantiene una vigilancia estricta sobre otros, destruyendo efectivamente la sociedad civil que había estado activa desde principios de los 2000 hasta la década de 2010.
Wu fue despedido de la Universidad de Tsinghua después de realizar trabajo de campo durante las protestas de Occupy en Hong Kong en 2014. Dice que oficiales de policía han estado estacionados regularmente fuera de su casa en Beijing desde el año pasado.
Hermetismo
Hace una década, los medios de comunicación podían informar un incidente a medida que se desarrollaba e incluso compartir el nombre de un sospechoso. Hoy en día, raramente es posible.
Durante las 24 horas previas a que se publicara el número de muertos en la matanza de Zhuhai, los censores estatales se apresuraron a eliminar cualquier video del incidente y relatos de testigos compartidos en las redes. En el caso del ataque a la escuela primaria de Hunan, las autoridades compartieron el número de heridos solo después de la sentencia judicial, casi un mes después.
En otros países puede documentarse un recuento de ataques violentos: en concreto, en Estados Unidos se han registrado 38 asesinatos en masa en lo que va de año, según una base de datos de Associated Press. Pero en China, la falta de datos públicos hace difícil descifrar las tendencias de los asesinatos masivos.
“De 2000 a 2010, hubo muchas discusiones, incluyendo cómo ayudamos a estas personas haciendo cambios estructurales para reducir estos riesgos, pero ahora no hay”, dijo Rose Luqiu, una conocida experiodista de la televisión estatal Phoenix y profesora asociada en la Universidad Bautista de Hong Kong.
Luqiu cree que el gobierno puede estar imponiendo censura pensando que evitará que los imitadores cometan tales crímenes.
“Las cosas solo se volverán más y más estrictas”, predijo. Para el Estado chino, “el único método para lidiar con ello es fortalecer el control”.
Riesgos ocultos
Tras el atentado de Zhuhai, Xi pidió a todos los gobiernos locales que “refuercen la prevención y el control de los riesgos en su origen, eviten estrictamente que se registren casos extremos y resuelvan a tiempo los conflictos y disputas”, según la agencia oficial de noticias Xinhua.
La AP encontró al menos una docena de avisos de gobiernos locales, desde pequeñas poblaciones a grandes ciudades, anunciando acciones en respuesta.
En la provincia oriental de Anhui, un líder del Partido Comunista inspeccionó una escuela secundaria, una estación de policía local, e incluso el almacén de una fábrica química donde instó a los trabajadores a “descubrir cualquier riesgo oculto”. Dijo que deben “investigar y resolver conflictos y disputas a fondo y meticulosamente”, incluyendo en familias, matrimonios y vecindarios.
La policía y los fiscales emitieron declaraciones similares.
El Ministerio de Justicia prometió limitar los conflictos investigando disputas sobre herencias, viviendas, tierras y salarios no pagados.
Sin embargo, muchos expresaron preocupación sobre cómo se detectarán tales disputas.
“Creo que estamos al comienzo de un ciclo vicioso”, dijo Lynette Ong, profesora en la Universidad de Toronto y autora de Outsourcing Repression: Everyday State Power in Contemporary China (La externalización de la represión: el poder estatal cotidiano en la China contemporánea). “Si cortas el conflicto en su brote, imaginarías que el sistema entonces impondría mucha presión… en escuelas, empresas y fábricas”.
Los nuevos anuncios le recordaron a las ONG las estrictas políticas de China durante la pandemia de Covid-19. Los comités de vecindario, el escalón más bajo del gobierno, instalaron vallas y barreras frente a los edificios para controlar la entrada y salida y entraron en casas en casos extremos para desinfectar los apartamentos de personas que habían contraído el virus.
Finalmente, la gente protestó en masa.
“Si vemos que se introducen medidas poco sensatas, nos encontraremos con la resistencia, la rabia y las quejas de la gente, y eso alimentará este círculo vicioso en el que se introducirán medidas más extremas”, afirmó.