El análisis de 205 adultos en EEUU revela que los cerebros femeninos son hasta 3,8 años más jóvenes que su edad cronológica.
Iguales, pero diferentes. Al menos en algunas cuestiones, los hombres y las mujeres venimos marcados por algunas singularidades. Según un grupo de científicos de la escuela de Medicina de la Universidad de Washington (Misuri, Estados Unidos), el cerebro femenino es aproximadamente tres años más joven que el masculino a la misma edad.
Es decir, el tiempo tratará mejor o peor a este órgano tan complejo según sea su género. Para empezar, si el cerebro tiende a encogerse con el paso de los años, en el caso de los hombres, esta reducción se produce a mayor velocidad que en las mujeres. Así lo señalan los autores en un artículo que acaba de ver la luz en la revista ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’ (PNAS). “Esto explicaría de alguna manera por qué ellas tienden a permanecer mentalmente agudas durante más tiempo”, apunta el responsable de este trabajo, Manu Goyal.
Se trata de empezar a comprender cómo diversos factores relacionados con el género podrían afectar en la trayectoria del envejecimiento cerebral y en la vulnerabilidad a la hora de sufrir enfermedades neurodegenerativas.
Los estudios realizados hasta la fecha han identificado muchas diferencias sexuales en el cerebro, pero casi siempre en análisis ‘post mortem’. Con el objetivo de comprobar esta teoría, el equipo de expertos de Washington ha examinado los cerebros de 205 adultos “cognitivamente normales” (entre 20 y 82 años) a través de un PET (tomografía por emisión de positrones) para medir su actividad metabólica, tanto el flujo de oxígeno como la glucosa, que viene a ser como el combustible que hace funcionar el motor de los coches.
Los bebés y los niños lo utilizan sobre todo para el desarrollo y la maduración cerebral. También se ‘quema’ especialmente en tareas de pensamiento, pero a medida que pasa el tiempo, las dosis usadas se reducen y se estabilizan en cantidades muy bajas cuando se alcanzan los 60 años.
Analizando las medidas tomadas a partir de los metabolismos cerebrales de cada individuo, los investigadores observaron precisamente que los cerebros femeninos eran 3,8 años más jóvenes/activos que lo correspondiente a su edad cronológica y los masculinos, 2,4 mayores que su edad real.
Los autores atribuyen estos resultados a una cuestión hormonal. “Las mujeres tienen menos pérdida de flujo sanguíneo cerebral tras la pubertad, más glicólisis (proceso involucrado en el aprendizaje y el crecimiento de neuritas) durante la edad adulta joven, menos pérdida de proteínas… Diferencias que van preparando el escenario para las posteriores trayectorias del envejecimiento cerebral”, argumenta Goyal.
En este punto, es cierto que dado que las mujeres presentan maduración cerebral con anterioridad, mantienen durante más tiempo un metabolismo elevado, lo que se traduce en más juventud.
En definitiva, el cerebro femenino puede proporcionar cierto grado de protección a los cambios relacionados con el envejecimiento. No obstante, advierten los propios investigadores, los factores que intervienen en el envejecimiento cerebral son múltiples y complejos. “Nivel educativo, cuestiones ambientales, etc. tienen gran influencia también”, señala el neurólogo Pablo Irimia, vocal de la Sociedad Española de Neurología (SEN), al comentar los resultados de este trabajo.
Aunque “este estudio muestra un camino, nos movemos más en el terreno de la hipótesis. Es necesario seguir analizando en este campo cuestiones aún por resolver”, apunta Irimia. Por ejemplo, un cerebro más activo y joven supondría que la frecuencia de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer fuera significativamente menor en las mujeres. Sin embargo, ocurre todo lo contrario. Es mayor que en los varones, hecho que también podría deberse a que viven más años.