Cada vez más mujeres presentan síntomas los de los trastornos más comunes asociados con el tabaquismo, como el cáncer de pulmón o la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). El nivel de mujeres con estas patologías está llegando a cifras cercanas a la de los hombres.La revista “The New England Journal of Medicine” ha publicado dos artículos que muestran cómo la incidencia de las enfermedades relacionadas con el tabaco en las mujeres, especialmente el cáncer de pulmón, se acerca peligrosamente a los niveles detectados en los varones.
La ex presidenta del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo, María Ángeles Planchuelo, dijo en una entrevista con El Mundo, que el camino de la mujer fumadora en los países donde antes se generalizó el consumo independientemente del sexo del fumador, sigue un patrón similar al de los hombres, pero con un desfase de unos 20 años: “En los varones, el tabaco comenzó siendo un hábito para las clases más acomodadas, pasando más tarde a generalizarse y siendo ahora, por ejemplo, un importante problema en las clases más bajas. Con ello, se han conocido antes los datos de los trastornos asociados al tabaquismo en ellos, la mortalidad directamente relacionada con los cigarrillos y se han hecho campañas contra el tabaco dirigidas a los hombres jóvenes para parar las altas cifras”, explicó. En su opinión, la mujer pasará por un proceso parecido y explica que si el pico más alto en el consumo de tabaco fue el de los años 80, es ahora cuando estamos en la fase de conocer sus efectos perjudiciales en ellas.
El doctor Michael J. Thun, vicepresidente emérito de la Sociedad Americana del Cáncer, realizó un estudio en EEUU que abarcan 50 años de análisis sobre la mortalidad relacionada con el tabaquismo dividido en tres periodos: 1959-1965; 1982-1988 y 2000-2010. Según el autor del estudio y luego de publicar sus resultados analizó que, “las mujeres que fumaban en la década de los 60, tenían un riesgo de morir por cáncer de pulmón 2,7 veces mayor que el de las féminas que no fumaban” y agregó que,”en el segundo periodo, la diferencia se situaba en 12,65, pasando, con los datos más actuales, a una probabilidad de 25,7 veces mayor que una no fumadora”.
“En ellos hemos comprobado que la tendencia se ha estancado en los datos de los años 80. Si en los años 60 el riesgo de padecer un cáncer de pulmón era de 12,22 más que en los no fumadores, ahora es 25 veces superior respecto a los que no fuman, apenas un punto más que en la década de los 80”, afirmó Thun.
Según Planchuelo, “el tabaco es responsable del 6% de la totalidad de las muertes por todas las causas en el mundo, del 42% de las muertes por cáncer y del 71% de los fallecimientos por cáncer pulmonar. Respecto al humo ambiental del tabaco, lo que se ha llamado fumadores pasivos, el 64% de las muertes que se producen en el mundo por esta causa se corresponde a mujeres, aunque también incide peligrosamente en los niños”.
El doctor Prabhat Jha observó en la Encuesta Nacional de Salud de EEUU, que la mortalidad de los fumadores de ambos sexos era tres veces superior a los que no fumaban y que las enfermedades por la que fallecían eran en un 60% atribuible directamente al tabaco. “Pero hemos visto que aquellos que dejan de fumar antes de los 35 años vivieron 10 años más que los que siguieron con el cigarrillo; los que abandonaban la adicción antes de los 45 ganaban nueve años, y los que dejaban de fumar antes de los 54, seis años”, explica.
La ganancia de peso es la mayor dificultad con la que se encuentran las mujeres para abandonar el hábito del cigarrillo. “Muchas chicas jóvenes se preocupan en exceso de su peso y si tienen una visión distorsionada de la misma anima a comenzar a fumar para no engordar y evitar dejarlo igualmente para no ganar peso. Este efecto de la nicotina, que es real, está suponiendo unos daños a la salud tremendos. A esto han ayudado campañas de la industria tabacalera de hace años en la que se animaba a dejar el dulce para tomar el cigarrillo”, explicó Planchuelo.