A Alexei Gorinov le acusan de “justificación del terrorismo” tras colocar micrófonos ocultos en la celda del hospital de la prisión, donde otros presos le hicieron hablar sobre los ataques a Crimea.
La semana pasada, un tribunal militar ruso condenó al ex concejal de Moscú Alexei Gorinov a tres años de prisión por “justificación del terrorismo”. El motivo fueron las conversaciones de Gorinov con sus compañeros de celda en el hospital de la prisión. Según los investigadores, Gorinov justificó el bombardeo del puente de Crimea, así como las acciones del batallón Azov y de la unidad de inteligencia ucraniana Kraken, que son consideradas organizaciones terroristas en Rusia.
Gorinov afirma que sus interlocutores le provocaron para hablar de política, pero insiste en que no dijo nada que pudiera interpretarse como una “justificación del terrorismo”. La administración de la prisión introdujo a prisioneros con micrófonos ocultos en la celda de Gorinov.
El sistema se ha ensañado con él como figura pública, aunque fuese desconocido para la mayoría de los rusos. Ya estaba cumpliendo una pena de siete años a la que fue condenado en julio de 2022, acusado de distribuir “falsificaciones” sobre el ejército. El motivo del caso fue su discurso en una reunión de concejales del distrito Krasnoselsky de Moscú. Durante esa alocución, entre otras cosas, propuso guardar un minuto de silencio “por las víctimas de la agresión militar en curso en Ucrania”. La suya fue la primera condena a prisión dictada en aplicación de la represiva legislación que penaliza las críticas sobre la guerra desde 2022. Hoy, quienes critican al Gobierno se enfrentan a enjuiciamiento arbitrario, largas penas de prisión, ataques violentos cometidos impunemente y otras represalias.
Gorinov tiene una salud débil. Le extirparon parte de un pulmón antes de entrar en prisión y ha sufrido crisis respiratorias tras las rejas. A pesar de ello, ha sido enviado varias veces a una celda de castigo. “Sí, soy culpable, como ciudadano de mi país, de haber permitido que comience esta guerra y no ser capaz de pararla”, dijo en su alegato final. Unas fotos de la sala del tribunal, publicadas por Mediazona, mostraron a un Gorinov visiblemente cansado en la jaula donde suelen colocar a los acusados. Sostenía un cartel escrito a mano que decía: “Dejen de matar. Detengamos la guerra”.
Su caso ha suscitado la condena internacional, así como llamamientos de la relatora especial de la ONU sobre la situación de los derechos humanos en Rusia en favor de su liberación inmediata. “Además de indignante, la nueva condena a prisión impuesta a Gorinov, un hombre valiente cuyo único delito ha sido expresar públicamente su rechazo a la invasión rusa de Ucrania, es un escalofriante recordatorio de hasta dónde es capaz de llegar el Kremlin para acallar la disidencia”, ha dicho Natalia Zviagina, directora de Amnistía Internacional Rusia.
Según OVD-Info, un grupo de derechos que monitoriza arrestos políticos, unas 1.100 personas han sido implicadas en casos penales por criticar la guerra desde febrero de 2022. Un total de 340 de ellas están actualmente tras rejas o han sido involuntariamente internadas en instituciones médicas.