La heroína vuelve a tomar protagonismo en Estados Unidos. Entre los ’70 y ’80 acabó con la vida de miles de estadounidenses y se cobró numerosas muertes a nivel mundial.
El reciente fallecimiento del actor Philip Seymour Hoffman y la muerte de Cory Monteith, actor de la serie Glee, han creado un alerta en la sociedad estadounidense, teniendo en cuenta que el gobierno ha tratado el tema con mayor intensidad en los últimos cinco años.
El estudio sobre Abuso de Drogas y Salud, elaborado por el Departamento de Abuso de Drogas y Salud Mental, estima que 669.000 estadounidenses consumieron heroína por lo menos una vez en 2012. De ellos, unos 150.000 solo consumieron una vez, mientras que a los más de 400.000 restantes se los categorizó como drogadictos dependientes.
“El 80% de la gente que consumió heroína por primera vez había tomado analgésicos recetados con anterioridad. Los nuevos usuarios comenzaron fumando la heroína o esnifándola. Una vez que fueron adictos a la sustancia, comenzaron a inyectársela, consiguiendo un efecto más rápido e intenso”, explican desde el organismo. “Aunque el nivel de consumo todavía no llega a epidemia, si sigue este camino, va a serlo. Los resultados son así de malos”, se lamentan las autoridades sanitarias.
El consumo de heroína sigue siendo escaso en comparación con los 31 millones de estadounidenses que fumaron marihuana o con los 4,7 millones que consumieron cocaína en 2012, según informa The Wall Street Journal.
La heroína es una de las drogas más adictivas del mundo. Cerca de un 25% de los individuos que la prueban se convierten en dependientes. Produce efectos inmediatos de sensación de placer muy intensos, y a los pocos segundos un estado de sedación total y cierta euforia, con ausencia de cualquier malestar psíquico. Cuando desaparecen estos efectos, genera una necesidad de búsqueda ansiosa por obtener más, convirtiéndose en el centro de la vida de los adictos y, en la mayoría de las ocasiones, arruinándosela.
Entre los años 2006 y 2010 murieron por sobredosis de heroína unas 3.038 personas, indican fuentes del SAMHSA, perteneciente al Departamento de Salud de EEUU.
En los últimos meses, de acuerdo con fuentes federales, han fallecido 37 personas en Maryland, 23 en Pensilvania y varios más en los Estados de Nueva York y Ohio por inyectarse heroína adulterada con fentanilo, opiáceo sintético 100 veces más potente que la morfina y el doble que la heroína.
El nuevo auge del consumo de heroína se debe a que es una droga barata. Según la Agencia para el Control de Drogas, la mayoría de la heroína que se consume en EEUU proviene de carteles mexicanos. “La cantidad de droga incautada cada año en la frontera del sudoeste del país se ha multiplicado casi por cuatro entre los años 2008 y 2010, de 558.8 kilogramos a 2.091 kilogramos”, explicaron las autoridades.