El taxista Diego López había consumido un bocadito Cabsha mientras estaba trabajando; luego, un control de alcoholemia le dio 0,09. Desde entonces, está penando ante la Justicia de Faltas y la propia empresa para que reconozcan que no había bebido. Por el resultado del test, perdió el trabajo y fue inhabilitado para conducir.
Parece increíble, pero así le ha sucedido a un vecino y trabajador de la ciudad. El taxista Diego López se sometió a un control de alcoholemia, que para los conductores profesionales no acepta ningún valor por encima de cero, pero por haber comido un bocadito que contenía alcohol obtuvo resultado positivo, fue inhabilitado para conducir y perdió su trabajo.
Esta mañana en la 99.9, el propio López contó la experiencia, sucedida el 13 de mayo de 2012 en Peralta Ramos y Berutti a las 4.55 de la madrugada: “me explicaron que tenía que tener cero de alcoholemia porque era profesional, y cuando me hicieron el test me dio 0,09. Le dije al inspector que no había consumido alcohol; es más, no consumo. Me lo hicieron de nuevo y me dio lo mismo. Le expliqué que lo único que había consumido era un bocadito Cabsha y me dijo que no podía ser. Me secuestraron el auto y me retiraron el carnet”.
Inmediatamente, al darse cuenta de cómo se había planteado la situación, acudió al Juzgado de Faltas para buscar una solución: “el lunes siguiente fui a hacer el descargo al Juzgado; cuando le cuento esto al juez, se burlaron. Me aplicaron una multa y me inhabilitaron el carnet”. Pero Diego no podía dejar que el tema quede ahí, y empezó a activar todos los resortes que pudo: “me empecé a mover, me busqué un abogado y pidió a Tránsito que haga un descargo. Lo que hicieron fue una prueba ellos mismos consumiendo dos bocaditos y les dio positivo con 0,22”.
Pero a pesar de que esa prueba le daba la razón, nada sucedió: “el juez tendría que habilitarme nuevamente el carnet y sacarme la multa, pero dejó todo como estaba porque dice que en el rótulo del bocadito no dice que tiene alcohol”.
Entonces, Diego acudió al responsable de hacer un producto que contiene alcohol: “estuvimos hablando con la empresa Arcor. Tuvimos varias charlas y no se hacen cargo, ofrecieron mandar un asesor para hablar con el juez, pero nunca hicieron nada y no tenemos una respuesta favorable. Lo único que han hecho es cambiar el packaging hace poco y poner que contiene alcohol, pero en el producto individual no”.
Lo cierto es que hoy, casi dos años después, todo sigue igual y nadie le devolverá lo que ha perdido: “aparte de eso, me despidieron y estuve casi un año sin trabajar. Ahora pude conseguir algo pero de otra cosa”.
Para comprobar todo esto, sigue acumulando pruebas porque alguien tiene que reaccionar: “tengo una caja cerrada certificada para presentar la prueba con Arcor. Tengo la anterior donde no lo dice en la fecha que me sucedió, y una de las nuevas donde sí dice que contiene alcohol”.
En el camino, muchas cosas ocurrieron en la vida de Diego López, como su boda, que no pudo celebrar porque se quedó sin trabajo: “me cambiaron todo, me estaba por casar y no pude hacerlo porque, al quedarme sin trabajo, no pude afrontar los gastos”. Todavía espera que algún responsable tome cartas en el asunto. Pero por el momento, aquél bocadito y la inoperancia de quienes deben reconocer su error siguen condicionando su vida.