Lo están desarrollando investigadores estadounidenses. Dicen que podría implantarse en pacientes en menos de una década.
Suena increíble: imprimir un corazón e injertárselo a una persona. Un grupo de científicos quiere crear un corazón humano con una impresora 3D, hacerlo con las propias células del paciente y luego implantárselo. Los médicos aseguran que pueden imprimir partes y ensamblar un corazón completo en menos de una década. Pero aún quedan muchos desafíos por encarar: uno de ellos es cómo mantener vivo el tejido después que es impreso.
Es un proyecto ambicioso, pero la tecnología no es nada futurista porque los investigadores ya usaron impresoras 3D para crear prótesis, férulas y hasta una oreja con células vivas. Hay más: en marzo, por primera vez, reconstruyeron el rostro de un hombre con una impresora 3D, que había quedado desfigurado por múltiples fracturas como consecuencia de un accidente de moto. Y poco después, sustituyeron el cráneo de una joven de 22 años por una pieza de un plástico compatible también creada con una impresora en 3D.
“Hasta el momento, el equipo de la Universidad de Louisville hizo válvulas cardíacas humanas y vasos sanguíneos con células, y pueden construir algunas otras partes con otros métodos”, dijo Stuart Williams, biólogo celular que dirige el proyecto del Instituto de Innovación Cardiovascular, una sociedad entre esa universidad estadounidense y el Hospital Judío de Louisville. “También probaron exitosamente los vasos sanguíneos en ratones y otros animales pequeños”, agregó.
Según Williams, en el caso del corazón el mayor desafío es hacer que las células trabajen en equipo como lo hacen en un corazón normal. Un órgano elaborado con las células del propio paciente podría resolver el problema del rechazo que algunos tienen con órganos donados o con un corazón artificial, y podría eliminar la necesidad de fármacos para evitarlo.
Si todo sale de acuerdo con el plan, Williams cree que el corazón podría probarse en humanos en menos de una década. Probablemente los primeros pacientes serían aquellos con fallas cardíacas que no son candidatos para un corazón artificial, como los niños cuyas cavidades torácicas son demasiado pequeñas para este aparato.
“Con órganos complejos como el riñón y el corazón, un enorme reto es poder proveer la estructura con suficiente oxígeno para que sobreviva hasta que pueda integrarse con el cuerpo”, dijo el doctor Anthony Atala, cuyo equipo en la Universidad Wake Forest está usando impresoras 3D para tratar de hacer un riñón humano.
La impresión en 3D es muy similar a la impresión con tinta, en la que una aguja vierte material en un patrón predeterminado. Las células se purificarían en una máquina, y la impresión comenzaría por secciones, usando un modelo computarizado para construir el corazón capa por capa. La impresora de Williams usa una mezcla de células vivas y un gel para darle forma gradualmente. Poco a poco, las células se unirían para formar el tejido.