Un equipo de científicos chinos ha conseguido descubrir que este virus mutó dentro de las serpientes para conseguir saltar y contagiar gravemente a la especie humana.
Las autoridades continúan desconcertadas ante el extraño virus que tiene en jaque a China. Fue el 12 de diciembre de 2019 cuando el país asiático tuvo constancia del primer enfermo por un extraño coronavirus del que, hasta el momento, no se tenía constancia. Lo que no se podían esperar las autoridades médicas es que, en poco menos de un mes, los contagiados aumentaran a más de 400 y se cobrara 17 víctimas. Ahora, parece haberse descubierto el origen.
Cuando aquel joven ingresó en el hospital de Wuhan, todo hacía indicar que se trataba de algún tipo de neumonía vírica, al cursar con síntomas como la fiebre alta y graves problemas respiratorios. Pero era mucho más que eso: los servicios médicos fueron incapaces de identificar el origen de la enfermedad, algo que les desconcertó aún más cuando empezaron a llegar nuevos casos con la misma sintomatología. Se enfrentaban a algo desconocido hasta la fecha.
El problema se ha disparado en solo un mes, cuando más de 200 personas han sufrido esta extraña enfermedad y ya no solo en China: Hong Kong, Corea del Sur, Vietnam o EEUU ya cuentan con casos de este desconocido coronavirus. Pronto comenzaron los estudios para tratar de entender cuál era el origen y pronto se descubrió un vínculo común: los primeros enfermos eran de Wuhan y, en todos los casos, habían visitado el Wuhan South China Seafood City, un mercado de venta de animales.
Pero ahora un estudio cree haber ido más allá y haber descubierto la posible procedencia de esta enfermedad. Una investigación llevada a cabo por científicos chinos sugiere que el virus procede de una serpiente. Después de localizar el germen, al que han denominado 2019-nCoV, han conseguido estudiarlo para tratar de determinar de dónde procedía y los motivos de su virulencia: y los análisis hacen indicar que podría haber mutado dentro del mundo de los ofidios.
Lo que más desconcertaba a los expertos era saber que un coronavirus -un virus envuelto con un genoma de ARN de cadena sencilla con polaridad positiva y simetría helicoidal- tenía un tasa tan importante de gravedad e incluso de mortalidad. De hecho, recordaba a los síntomas del SRAG (síndrome respiratorio agudo grave), que provocó el fallecimiento de 700 personas, o el MERS (síndrome respiratorio de Oriente Medio), pero la cepa era diferente. Sin embargo, hallaron una clave.
Su vínculo permitió a estos investigadores descubrir que el origen podía ser animal y que una mutación habría dado lugar a que se propagara entre los humanos. Tras compararlo con otros coronavirus conocidos, pronto hallaron que el virus era la mezcla de uno originario de los murciélagos pero mezclado con otro de origen desconocido. Y esa recombinación de ARN fue a parar a las serpientes, tal y como explica el estudio publicado en el ‘Journal of Medical Virology’.
Mutación tras mutación
Sin embargo, ese mismo virus ha vuelto a mutar, permitiendo ahora que las serpientes lo transmitan a los seres humanos. Una nueva recombinación que es la que está contagiando a los seres humanos de manera grave. Los expertos ya saben que es un virus que procede de los ofidios, recombinado de nuevo, y que se ha hecho potencialmente mortal para la especie humana, pero aún desconocen cómo frenarlo y, mucho menos, si puede ser más peligroso a corto plazo.
De hecho, este equipo de científicos chinos no cierra la posibilidad de que pueda volver a recombinarse dentro del ser humano y que incluso pueda ser aún más peligroso de lo que es en la actualidad. Tampoco se sabe cómo de contagioso es el 2019-nCoV y cuál es la vía para su propagación. De hecho, será este jueves cuando la OMS decida si declarar el virus como emergencia internacional de salud pública mientras se sigue investigando cómo tratar de detener este extraño virus.