El déficit fiscal en opinión de algunos analistas es el verdadero artífice del estancamiento económico. Con los cañones puestos en el gasto público y con desembolsos por encima del 40% para movilizar las adhesiones políticas de los sectores de bajos recursos, las posibilidades de achicar las cuentas públicas es nula. Según los analistas, el déficit 2017 terminaría siendo el tercero más elevado de la historia, “apenas” por detrás del Rodrigazo y del “pico” de Alfonsín.
El Gobierno viene de establecer una pauta oficial de crecimiento de 3,5% en el Presupuesto para este año. Y si bien había sectores más optimistas que el propio Gobierno, otros en cambio alertaban que si el déficit no comenzaba a caer, las consecuencias seguirían pesando sobre la posibilidad de una recuperación. En las últimas semanas, el FMI, la CEPAL y numerosos analistas revisaron sus proyecciones a la baja.
En esta nueva tanda, las proyecciones van desde un déficit de 4,8% del PBI hasta un 7%. Optimistas, FIEL y JP Morgan piensan en un déficit de entre 5 y 5,3% mientras que los más pesimistas llegan hasta un 7% (Capital Economics). Societe Generale (6,9%) y UBS (6,8%) coinciden en el pronóstico. En la plaza financiera señalan que la Argentina se encuentra inmersa en una estanflación y que el origen de la misma es fiscal. Para los analistas, sin una corrección de los problemas fiscales de fondo, Argentina tiene bajas probabilidades de volver al sendero de crecimiento y por el contrario, tiene chances de seguir atrapado en la dinámica de estancamiento de los últimos años con un PBI sin crecimiento en el análisis punta a punta.
Lo relevante del ‘momentum’ es que para los observadores, el Gobierno está más preocupado por detener, “pero no por revertir”, el sostenido deterioro fiscal que se produce año tras año.
De acuerdo con los datos presentados por el Ministerio de Hacienda, la meta de déficit primario (0,6%) del primer trimestre se ha sobrecumplido. Al igual que el año pasado, este sobrecumplimiento se logró en base a los recursos fiscales aportados por el blanqueo. Sin embargo, los ingresos del blanqueo se terminan y hay cuentas del gasto que crecen “cómodos” por encima de la inflación. “Jubilaciones y los programas sociales crecen a un ritmo interanual cercano al 40%; paralelamente, los gastos de capital (mayormente obra pública) crecen por encima del 35% interanuals”, señalan en el mercado. En este marco, las consultoras proyectan que los ingresos por blanqueo ya no estarán, y que el gasto en jubilaciones (por “Reparación Histórica”) y planes sociales (por elecciones) seguirán creciendo aproximadamente al mismo ritmo actual. Por otro lado, sostienen que la obra pública es esperable que se acelere; y que de esa forma, es probable que la meta anual de déficit primario (4,2%) sea incumplida por 1 punto porcentual del producto; y que el déficit financiero (que incluye intereses por 2,7% del PBI) termine en 7,9% del PBI en 2017.