El médico obstetra del Hospital Italiano, Dr. Mario Sebastiani, sostuvo que la falta de una normativa sobre eutanasia y suicidio asistido en la Argentina genera más problemas que el propio debate, y defendió la necesidad de una ley basada en protocolos, compasión y respeto por la dignidad humana.

El Dr. Mario Sebastiani, médico especialista en Obstetricia del Hospital Italiano, planteó en diálogo con la 99.9 que la Argentina atraviesa un atraso injustificable en materia de eutanasia y suicidio asistido, pese a que existen desde hace años distintos proyectos legislativos. Según explicó, “lo difícil no es tener una ley, lo difícil es no tenerla”, especialmente cuando países vecinos como Uruguay y otros como España, Colombia, Bélgica, Holanda o Canadá ya avanzaron en marcos legales claros.
Sebastiani remarcó que en esos países la ayuda a morir es entendida como “un acto de amor y de compasión”, regulado por protocolos estrictos y no como un delito. En contraste, advirtió que en la Argentina la ausencia de una ley deja a médicos, pacientes y familias en una zona gris, sin reglas claras, mientras el sufrimiento continúa. “¿Cuál es la moral argentina para defender esta posición frente a países que ya lo debatieron y legislaron?”, se preguntó.
El especialista hizo hincapié en que no se trata de “una ley para matar”, sino de una ley para ayudar a morir a quien lo pide de manera libre, informada y en situaciones extremas: enfermedades irreversibles, expectativa de vida muy corta, dolor crónico o padecimientos que anulan la dignidad personal. En ese sentido, explicó que los proyectos argentinos suelen exigir la intervención de comités previos, a diferencia de otros países donde el control es posterior y no punitivo, orientado a evaluar la práctica y mejorar los protocolos.
Sebastiani también destacó la importancia de las directivas anticipadas, una herramienta legal vigente en la Argentina que permite a las personas dejar por escrito su voluntad respecto a tratamientos médicos futuros. “Es algo que deberíamos hacer todos: expresar qué queremos y qué no queremos si perdemos la posibilidad de vivir con dignidad”, señaló, aclarando que rechazar tratamientos es hoy un derecho reconocido.
Al comparar el debate con otros procesos históricos, recordó la larga discusión sobre el aborto y sus consecuencias. “Discutimos durante décadas y murieron miles de mujeres pobres por prácticas inseguras. Desde que hay una ley, no hay muertes y hay menos abortos”, afirmó, para cuestionar lo que definió como una tendencia cultural a “enrollarse” y postergar decisiones necesarias.
Finalmente, sostuvo que las creencias religiosas deben ser respetadas, pero no pueden condicionar el rol del Estado. “La religión puede expresar su postura, pero los legisladores, cuando se sientan en sus bancas, tienen que pensar en el bien de la gente”, subrayó. Para Sebastiani, el eje del debate es claro: “La vida es de uno, y el final de la vida también”. Y concluyó con una esperanza puesta en el futuro cercano: que la Argentina se anime, por fin, a dar una discusión madura y a sancionar una ley que garantice el derecho a una muerte digna.