Cuentan cómo los combatientes llegan a las poblaciones y cargan camionetas con gente indiscriminadamente. Se llevan hasta a los chicos. Y luego los fusilan.
Nuevos datos revelados por Amnistía Internacional indican que miembros del grupo armado autodenominado Estado Islámico (Isis, según sus siglas en inglés), los mismos que decapitaron a los periodistas norteamericanos Steven Sotloff y James Foley, han emprendido una campaña sistemática de limpieza étnica en el norte de Irak y han cometido cabo crímenes de guerra, incluidas ejecuciones sumarias y secuestros masivos, contra minorías étnicas y religiosas.
Un nuevo informe publicado ayer presenta ahora una serie de relatos espeluznantes de sobrevivientes que describen cómo decenas de hombres y niños de la región de Sinjar, en el norte de Irak, fueron capturados por combatientes del Isis, cargados en camionetas y llevados a las afueras de pequeñas poblaciones para ser ejecutados en grupos o fusilados individualmente.
Cientos, posiblemente miles, de mujeres, niñas y niños, junto con decenas de hombres, de la minoría yazidí también han sido secuestrados desde que el Estado Islámico tomó el control de la zona.
“Las matanzas y los secuestros que lleva a cabo el Estado Islámico ofrecen nuevos y desgarradores datos que indican que una oleada de limpieza étnica contra las minorías está azotando el norte de Irak”, afirmó Donatella Rovera, investigadora de Amnistía Internacional, actualmente en el norte de Irak.
“El Estado Islámico está llevando a cabo despreciables crímenes y ha transformado zonas rurales de Sinjar en campos de la muerte empapados en sangre en su brutal campaña para borrar todo rastro de la población no árabe y musulmana no sunnita”, sostuvo.
Varias ejecuciones tuvieron lugar en Sinjar en agosto. Combatientes del Isis llegaron en dos oportunidades y se llevaron hasta a los chicos para ejecutarlos.
“No había ningún orden, ellos (los combatientes) llenaban los vehículos de forma indiscriminada”, dijo a Amnistía Internacional un sobreviviente.
Said y su hermano Khaled perdieron a siete hermanos en una de las matanzas. Ambos escaparon de la muerte por milagro, porque Said recibió cinco impactos de bala, tres en la rodilla izquierda, una en la cadera y uno en un hombro.
Otro sobreviviente, Salem, que logró ocultarse y sobrevivir durante 12 días cerca del lugar de la matanza, habló a Amnistía Internacional del horror de oír los gritos de dolor de otros heridos.
“Algunos no podían moverse y no pudieron salvarse; estaban tendidos allí, desesperados de dolor, esperando la muerte. Tuvieron una muerte horrible. Yo conseguí alejarme arrastrándome y me salvó un vecino musulmán, que arriesgó su vida para salvarme; es más que un hermano para mí. Durante 12 días me llevó comida y agua cada noche. Yo no podía caminar y no tenía ninguna esperanza de poder salir de allí, y para él era cada día más peligroso seguir teniéndome allí”, dijo
Said pudo escapar a lomos de un asno y dirigirse a las montañas y después a las zonas controladas por el Gobierno Regional de Kurdistán.
Los homicidios y secuestros masivos han logrado aterrorizar a toda la población del norte de Irak y han inducido a miles de personas a huir por miedo a perder la vida. Sigue sin conocerse la suerte de la mayoría de los cientos de yazidíes secuestrados y cautivos en poder del Estado Islámico. Muchas de las personas retenidas en manos del Estado islámico han recibido amenazas de violación o agresión sexual o han sido presionadas para que se conviertan al islam. En algunos casos, familias enteras han sido secuestradas.Desde que tomaron el control de la ciudad iraquí de Mosul el 10 de junio, los extremistas del Estado Islámico también han destruido o dañado sistemáticamente lugares de culto de las comunidades musulmanas no sunnitas, como mezquitas y santuarios shiítas.
Entre las minorías étnicas y religiosas atacadas en el norte de Irak figuran los cristianos asirios, los shiítas turcomanos, los shiítas shabak, los miembros de la fe yazidí, los kakai y los mandeos sabeos.
Muchos árabes y musulmanes sunnitas contrarios o a quienes se considera opuestos al Estado Islámico también han sido objeto de ataques aparentemente como represalia, advierte AI.