Unos minutos antes de que comience el programa de televisión más visto de la noche, su conductor estrella enciende un cigarrillo. En el camarín, repasa por última vez el guión y busca una palabra en Twitter: “Lanata”.
A este periodista le gusta que se hable de él. Y en los últimos meses, Argentina no para de mencionarlo. Para algunos, es un héroe; para otros, un villano. Para todos, es omnipresente.
Jorge Lanata aparece cada domingo en la pantalla de Canal 13. Por las mañanas, presenta un espacio en Radio Mitre, escribe una columna para el diario Clarín y no es raro verlo como invitado en otros programas.
Allí acusa de corrupción al entorno de la presidenta Cristina Fernández y su difunto marido, el ex primer mandatario Néstor Kirchner, lo que le ha valido el aplauso de la oposición. “Si a vos te ofrecen el canal más importante de la Argentina, el diario más importante y la radio más importante, ¿vas a decir que no? De ningún modo”, dice Lanata en una entrevista con BBC Mundo. “Mi obligación profesional es que me escuche la mayor cantidad de gente”, añade. Y por ahora, lo está consiguiendo.
El hombre que hace parte del debate cotidiano en Argentina se jacta de su éxito con “Periodismo Para Todos” (PPT), un show político que superó los 30 puntos de rating y que mezcla denuncias, irónicos monólogos y espacios humorísticos donde el elenco de comediantes parodia a la Presidenta, a su hijo Máximo y a sus aliados.
Respaldado por el gigante mediático Clarín, que mantiene un enfrentamiento abierto con el Gobierno, Lanata le gana en audiencia incluso al fútbol, un indicador popular del fervor que despierta entre quienes odian a la Presidenta.
Polarización
“¿Que quién es Jorge? Es un gordito golpista”, dice la actriz Fátima Florez, imitadora de Cristina Fernández, maquillada y con la banda celeste y blanca sobre su enlutado traje negro. Sus apariciones junto a Lanata son de lo más celebrado por la audiencia: el periodista y su obsesión, en un mismo escenario.
“A mí me ha contado gente cercana a la Presidenta que ella ve el programa, se encierra en Olivos -la residencia presidencial- y no deja que entre nadie cuando lo está viendo”, comenta Lanata.
Él no es un rostro nuevo en los medios argentinos. En 1987, con sólo 26 años, fundó y dirigió Página/12, uno de los principales diarios del país que ahora es, irónicamente, el medio de referencia del kirchnerismo. “Yo me he peleado con todos los gobiernos de la democracia y también con los militares. Ahora hemos elegido estar del lado del público”, dice, cuando se le cuestiona sobre sus ataques, casi sin excepción dirigidos al partido en el poder.
Durante los ’80 y ’90, Lanata se convirtió en referente de una nueva generación de periodistas. Hoy es un líder de opinión para una mitad del país. “Es el periodista que, por lejos, más influencia tiene en la sociedad y en la política argentinas”, explica Martín Becerra, profesor de la Universidad Nacional de Quilmes.
Según Becerra, el éxito de PPT se debe en parte a un contexto específico, el de la polarización política: estás con los K o estás contra ellos. O lo que es lo mismo: estás con Cristina o estás con Jorge. “Su programa es, al mismo tiempo, un efecto y una causa. Representa bastante bien el malestar de la gente con el Gobierno y, a la vez, retroalimenta esa polarización”, explica Becerra, también comunicólogo del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet).
¿Es Lanata el gran beneficiario mediático de esta división? “Yo nunca necesité un clima de polarización para que me fuera bien en la profesión. A mí me va bien en la profesión hace 30 años, el clima de polarización lleva menos de diez”, sostiene el periodista. Y agrega: “si vos entendés por ‘contribuir a la polarización’ que nosotros hagamos denuncias vinculadas al Gobierno, la pregunta sería, ¿deberíamos no hacerlas?”.
El rol de Clarín
Durante años, Lanata compitió con quien ahora le paga el sueldo, lo que le ha valido el reproche de colegas y académicos críticos con el conglomerado mediático más grande de Argentina.
“Él se convirtió en el estratega principal del Grupo Clarín”, dice la socióloga María Pía López. “Lanata había sido una persona clave en la denuncia de lógicas de concentración mediática, pero cuando decide ponerse al servicio de una causa política, la defensa de Clarín, está bastardeando esos valores”, denuncia López, integrante del grupo de intelectuales Carta Abierta que suele respaldar al kirchnerismo.
Sin embargo, con el cigarrillo en la mano que terminará por rebasar el cenicero sobre la mesa de su apartamento con vistas al Río de la Plata, el periodista asegura que es tan libre e independiente como siempre. “Yo he sido víctima de Clarín, es un grupo muy hostil para competir”, cuenta.
Pero ahora, dice, el único canal abierto donde puede trabajar es Canal 13, propiedad de la compañía. “El hecho de que nos vaya muy bien nos da muchísima libertad, porque nos necesitan”, dice, antes de enumerar otra vez sus buenos resultados de audiencia, con una estantería repleta de premios a su espalda. “Estoy en Clarín porque quiero, podría estar en mi casa escribiendo. He tenido libros de medio millón de ejemplares donde no dependía de nadie. Yo era yo antes de Canal 13 y voy a ser yo después”, sentencia.
Los seguidores
En sus entrevistas, Jorge Lanata repite a menudo la palabra “yo”. Mucho. Pero en cuanto sale a escena en “PPT”, empieza a hablar de “vos”. Intima con el público en el estudio, en su mayoría gente joven, sentada a pocos metros del periodista.
“En casa no nos perdemos ni un programa”, dice uno de los espectadores, que esta vez acude a ver el programa en vivo. “Porque cada domingo te da los argumentos para ser opositor”, explica este declarado “anti K”.
Unas filas más atrás, una mujer de mediana edad asiente con cada afirmación del showman y reacciona con cara de escándalo al monólogo de Lanata, como si el fin del mundo estuviera a punto de llegar por culpa de la Presidenta. No es difícil imaginar la misma escena en miles de hogares argentinos cada domingo en torno a las diez y media de la noche.
“Gran parte de los espectadores de Lanata cree todo eso que denuncia incluso antes de que exista dicha denuncia”, dice María Pía López . “Él conoce muy bien las retóricas del espectáculo y la ficción, usa todo eso sin que le importen las consecuencias, con tal de que el negocio funcione”, asegura.
Los juicios
Lanata ha sido criticado por simpatizantes del Gobierno que lo acusan de especular y no ofrecer suficientes pruebas sobre las acusaciones de corrupción vertidas en su programa, algo que él niega. “Su ritmo es muy ágil, televisivo, y es a la vez muy superficial conceptualmente, de entretenimiento, sin profundidad”, comenta Martín Becerra.
Algunas de sus denuncias televisivas han llegado a los tribunales, como la del supuesto lavado de dinero y asociación ilícita contra el empresario Lázaro Báez, cercano a la familia Kirchner y ahora imputado.
Cuando llega el lunes, es frecuente ver a miembros de la oposición pidiendo a la Justicia que investigue las denuncias hechas por Lanata el día anterior. “El Gobierno no le contesta de forma directa, sino con algunos secretarios o personajes secundarios”, dice Becerra. “Lo que sí hay de parte de los medios oficialistas, es un permanente intento de descalificar errores de denuncias presentadas por Lanata”, añade.
Algunas se derrumbaron con el paso de los días, como cuando el periodista cerró su programa llamando a su público a protestar si, como advertía, el Gobierno decidía intervenir el Grupo Clarín y dejarle así sin programa, algo que nunca sucedió. “En ese momento se pensaba que iba a ocurrir. Buscá los cientos de agresiones del Gobierno a Clarín y vas a ver que esto no es un pensamiento único de esa noche, era completamente verosímil que pasara”, aclara el periodista. Y agrega: “yo creo que después de la reacción de la gente el Gobierno decidió no hacerlo”.
Lanata para largo
Así es, parece que Argentina tendrá Lanata para rato. Según él mismo dice, hasta que le impidan hacer el programa que quiere. Mientras tanto, en un país que mira ya a las elecciones parlamentarias de octubre y busca un sucesor para Cristina Fernández, no faltan quienes querrían ver al conductor en una boleta electoral.
En cacerolazos opositores, incluso, se han visto pancartas con el lema “Lanata Presidente”. Intentos para anularlo como periodista, desmiente Lanata. “Me han medido en las encuestas sin que yo lo pidiera”, asegura.
Sin embargo, Jorge Lanata, el mismo que hace 12 años fundó una revista titulada “Ego”, no se resiste a revelar el resultado de estos sondeos: “yo doy arriba de Cristina”.