Las inundaciones registradas en los últimos días en Estados Unidos han dejado un saldo de al menos 18.000 edificios dañados y 1.500 viviendas destruidas. Además, aún hay muchas personas desaparecidas y atrapadas en zonas incomunicadas.
En algunas zonas de Colorado, Estados Unidos, helicópteros del Ejército y la Guardia Nacional buscan a unas 650 personas que aún no han sido localizadas, debido a las inundaciones registradas en el país que causaron destrozos en 17 condados del Estado.
El número de desaparecidos se redujo a la mitad de la cifra anunciada el lunes al eliminarse nombres duplicados e información incorrecta. Además, se rescató a cientos de personas que habían quedado atrapadas en pequeñas localidades montañosas, inaccesibles por tierra.
En la jornada de ayer, las autoridades federales y locales informaron que a pesar de los casi 18.000 edificios dañados y 1.500 viviendas destruidas, el numero de fallecidos se mantiene en ocho. Casi 500 personas esperan ser rescatadas de áreas anegadas en las praderas del este de Colorado.
El restablecimiento parcial del servicio de telefonía móvil podría servir para localizar a los desaparecidos, señalaron las autoridades.
En Colorado, las inundaciones comenzaron el 11 de septiembre con una torrencial lluvia que continuó hasta este lunes. El agua erosionó decenas de kilómetros de carreteras y vías ferroviarias y destrozó puentes y diques, especialmente en el norte del Estado.
El agua también causó una acumulación de escombros, rocas, árboles y hasta automóviles, vagones de tren y restos de casas. A pesar del buen tiempo en la mayoría del Estado, la alerta de inundación sigue vigente para el noreste, cerca del límite con Nebraska, donde se espera la crecida máxima de los ríos que atraviesan la zona.
Otra ciudad gravemente afectada por las inundaciones fue Evans, en el norte de Colorado, donde el agua destruyó o dañó 260 hogares y casas móviles. Allí, además, existe la preocupación de que pueda haber fugas de petróleo de los pozos locales ya que hay muchos inundados, por lo que se teme que el petróleo se mezcle con contaminantes llevados por la corriente.