En la cercana ciudad de Olavarría, una madre está luchando por tener a su nieta. Adriana Gordó denunció la connivencia de la justicia con la familia del asesino de Dana Pecci, su hija. Ellos se quedaron con la hija de la chica que era víctima de la trata de personas y fue asesinada en 2007.
El caso Dana Pecci conmueve a la ciudad de Olavarría. Allí, en medio de una red de trata de personas, se habla de connivencia entre la justicia y la familia del asesino. Esto fue denunciado por la madre de la víctima y organizaciones civiles del distrito. El agravante es que la hija de Dana Pecci está todavía en manos de esa familia.
El asesino de la joven es Pedro Rudecindo Adorno, quien fue detenido en noviembre del año pasado. Sin embargo, la madre de Dana, Adriana Gordó, sigue sin obtener la tenencia de su nieta. La semana pasada, su perito de parte pidió anular una pericia por “falta de ética profesional”, lo cual incrementó las sospechas de connivencia entre la familia Adorno y la justicia.
La historia se remonta a 2007 en la ciudad cementera, cuando Dana Pecci apareció muerta, víctima de una red de trata de personas. En 2003 había sido secuestrada por primera vez, pero escapó y en 2005 volvió a ser capturada por el mismo secuestrador. Dos años después aparecería muerta. La familia del autor del crimen se quedó con su hija, y Adorno fue condenado a once años de prisión por homicidio simple, aunque sólo cumplió tres y se escapó.
Adorno fue detenido una vez más en noviembre cuando se encontraba prófugo y próximo a subirse a un micro de larga distancia en Posadas, Misiones.
Adriana Gordó acusa directamente a la familia Adorno de retener en Olavarría a su nieta, Luciana Paola Adorno, que hoy tiene seis años. La niña está a cargo del hijo del asesino, Pedro Fernando Adorno, aunque la mujer no puede obtener la potestad sobre la niña y denuncia que hay una connivencia evidente entre la justicia y la familia que, según le dijo su propia hija antes de morir, “controla todo” en el distrito.
La primera vez que la abuela pudo ver a su nieta fue en 2011. La justicia indica que quienes se han presentado en su momento para obtener la guarda de la nena son un matrimonio bien avenido con una posición económica solvente. “Pero el pequeño detalle de que es el hijo del asesino no cuenta”, cuestionó Gordó, que pidió el ADN para su nieta.
A todo esto se le suma que el perito de la mujer solicitó la suspensión de la última pericia solicitada por la familia Adorno, fundamentando en un manejo irregular de la psiquiatra y la psicóloga de la causa, donde interviene la jueza María Inés Germino.
Mientras tanto, Adriana Gordó hace 15 meses que no puede ver a su nieta: “No sé nada de ella, si está bien o si está mal”.