El escandoloso descalabro en Aerolíneas Argentinas

Los aportes de la Casa Rosada para sostener la deficiente administración de Aerolíneas Argentinas se aceleraron en los últimos meses y totalizan hasta el momento una suma impactante: veinte mil millones de pesos.

Mariano-RecaldeAsí surge de un documento interno y técnico de la Auditoría General de la Nación, que el Gobierno quiere bloquear para evitar que su difusión provoque un cimbronazo político.
El texto trascendió entre algunos senadores y desató la furia de Mariano Recalde, Eduardo de Pedro y Julián Alvarez.
El trío amenazó hasta a la propia tropa para boicotear una eventual aprobación del caliente documento.
La coerción se ejerce incluso sobre operadores del propio kirchnerismo, como el auditor oficialista Javier Fernández. Fernández tiene sólidos vínculos con la ex Side y opera –desde hace tiempo– sobre el Poder Judicial. Pero sufrió un traspié con el último affaire de Oyarbide, que comprometió a Carlos Zannini. Por eso, La Cámpora le perdió la confianza y lo habría intimado a frenar la futura aprobación en la AGN del documento que refleja la impericia para administrar Aerolíneas.
Los datos duros surgen de los “estados contables” y sus proyecciones para el 2014. El informe formaría parte de la futura “Auditoría de Gestión” de Aerolíneas Argentina. Su aprobación y difusión ya acumula una demora de cuatro meses en la AGN.
El documento hablaría de la mala administración de Recalde y precisaría: –Que su gestión ni siquiera puede cubrir con fondos propios los gastos operativos.

–Advertiría sobre focos de corrupción.
–Que Aerolíneas no tiene un sistema de información confiable.
–Que cinco años después aún no solucionó legalmente la expropiación y el traspaso de la firma al Estado.

El trabajo sostiene que en los primeros tres años y medio de gestión de Mariano Recalde –hasta el 2011–, la firma recibió fondos de la Casa Rosada por 9.241 millones de pesos. Pero la administración camporista necesitó aumentar sustancialmente la ayuda del Estado para evitar que colapse la línea de bandera. En los últimos dos años –2012 y 2013– el giro de fondos creció un 84%.
Subió a 17.070 millones de pesos. Pero el contador no se frenó: hasta los primeros meses del 2014, el oxígeno financiero a Aerolíneas Argentinas totalizaría 20.000 millones de pesos.
La Cámpora quiere demorar y frenar la difusión del trabajo porque su lapidaria redacción pulverizaría el relato oficial sobre la compañía. También afectaría la proyección política de Recalde después de 2015.
El caso sería propicio para Miguel Galuccio en YPF.
Un grupo de bancos de Wall Street y lobbies petroleros privados alientan que Galuccio siga al frente de la compañía estatal después del cambio de gobierno. Como adelantó Clarín, la propuesta fue levantada ante los candidatos presidenciales que fueron a EE.UU. En todos los casos el lobby se desarrolló en reuniones privadas con el banco Morgan Stanley y, en este contexto, se habló de contratos millonarios en el exterior y en Argentina para tratar de lograr consenso al objetivo del “Galuccio eterno”. La propia Doris Capurro, mano derecha de Galuccio, elaboró encuestas para fortalecer la operación. Esos trabajos también alimentan la posibilidad de que, si fracasa la idea, Galuccio pueda ser candidato del Frente para la Victoria.
Sergio Massa escuchó de un ejecutivo bancario el plan y, diplomático, respondió: “Nosotros vamos a tener una conducción profesional, pero propia en YPF.” Mauricio Macri, Ernesto Sanz y el propio Daniel Scioli respondieron con evasivas en EE.UU.
Ninguno encomia el profesionalismo de Galuccio, porque coinciden en que su gestión cosechó demasiados traspiés.
Ayer, YPF volvió a generar un trago amargo a la Casa Rosada. Antonio Brufau confirmó en el mercado internacional que el acuerdo que logró por Repsol es ampliamente beneficioso para la petrolera ibérica. Los bancos internacionales que trabajan con Repsol mantuvieron reuniones secretas con fondos de inversión que comprarán directamente los Bonar 2024 que Argentina le entregó a Brufau por 3.550 millones de dólares. Estos encuentros llamados “Book Building” confirmaron un pésimo dato para Cristina: la tasa real de interés que pagará el país alcanzaría el 11%.
Esto surge de las ofertas de los fondos de inversión y se trata de un costo altísimo para la Casa Rosada: triplica el 4% que paga Brasil y duplica el costo de Bolivia.
Axel Kicillof prometió que el costo iba a ser del 8,75%. El ministro no logra hacer pie en otros terrenos.
En las últimas jornadas, la Presidenta desautorizó el proyecto de Kicillof de acordar con el FMI y permitir la revisión de la economía argentina –articulo IV– para facilitar la negociación con el Club París. Por eso el Gobierno estaría cambiando de estrategia: quiere que las provincias e YPF sean las que tomen deuda en el exterior y traigan dólares. Un procedimiento similar utilizó José Alfredo Martínez de Hoz y ese proceso terminó muy mal.
Kicillof también tiene que enfrentar el “papelón del INDEC”, que licuó el efecto inicial del nuevo índice de precios. Fuentes del organismo confirman que los nuevos datos de inflación siguen retocados. El recorte sería de medio punto a cuatro por medición.
Pero, además, la gestión de Kicillof se desacreditó por la manipulación grosera que continúa haciendo la dupla Ana Edwin y Norberto Itzcovich: datos de pobreza, crecimiento económico y sobreestimación absurda del aumento de los salarios en negro.
En noviembre, Kicillof intentó desplazarlos, pero no tuvo poder. Ahora, se convirtió en otra cosa: cómplice del disloque estadístico.