Entre exigencias pendientes, balances y compromisos, las chances de sentirse sobrepasado suelen ser mucho mayores durante este mes.
Pese a su fama de ser el mes del encuentro y la celebración, diciembre constituye el momento del año en que más se disparan el estrés y la ansiedad. Entre las exigencias pendientes que intentan resolverse a ultimo momento, los compromisos familiares y la tendencia a hacer balances, muchas personas suelen sentirse sobrepasadas, reconocen los psicólogos, quienes recomiendan en general estar alerta a posibles síntomas tanto físicos como emocionales para que ese malestar no derive en algo peor.
Con una vasta experiencia clínica, la psicóloga Patricia Maestri es categórica al explicar lo que observa en su consultorio al llegar este mes: “en 35 años no he tenido un solo paciente que manifieste que diciembre lo hace feliz. Al contrario de lo que pretende el marketing navideño, es un momento del año que se vive generalmente con mucha tensión”.
Las causas que menciona la psicóloga al explicar ese fenómeno coinciden con las señaladas por la mayoría de sus colegas: la carrera por alcanzar en pocos días metas que no se terminaron de cumplir a lo largo del año, el agobio por la sucesión de compromisos que implica el fin del ciclo laboral y escolar, y la tendencia a hacer un balance de lo que nos ha tocado vivir. “Más allá de cuáles eran nuestra expectativas y si se cumplieron o no, el hecho de pararse a hacer un balance de lo vivido, algo que uno hace hasta involuntariamente en esta época del año, resulta tensionante de por sí. Pero además están las fiestas y las reuniones familiares, que al revés de lo que muestra la publicidad, suelen ser momentos conflictivos donde tiende a evocarse lo perdido, a las personas que ya no están”, explica.
“Al cansancio que uno arrastra de todo el año laboral, se le suman un montón de compromisos no siempre deseados. Y encima de eso, la sensación del fin de un ciclo nos pone en general frente al reconocimiento del paso del tiempo, el duelo por las pérdidas y las frustraciones por lo que sentimos que no llegamos a lograr”, explica por su parte la licenciada Karina Carabedián. En cualquier caso, “cuando estas situaciones estresantes se prolongan sin resolución, la psiquis y el cuerpo terminan por acusar recibo. Mientras que algunas personas manifiestan angustia, ansiedad o insomnio; otras sufren dolores de cabeza, contracturas, problemas gastrointestinales o problemas en la piel”, menciona la especialista, quien recomienda estar atento a este tipo de manifestaciones para hacerle frente a la situación.
COMO HACERLE FRENTE
Aunque no existen fórmulas universales para afrontar el malestar que suele acarrear el último tramo del año, muchos profesionales de la salud mental resaltan la importancia de “regular expectativas sobre nuestro desempeño, considerando el contexto de mayor sobrecarga que implica en general este mes”. Y en este sentido recomiendan “no asumir compromisos adicionales sin estar seguro de que uno dispone del tiempo y la energía para ello”.
Otro valioso recurso que mencionan los psicólogos es la actividad física, ya que “además de tener un efecto muy beneficioso sobre el estado anímico, dedicarle un rato al día a correr, andar en bicicleta o caminar, facilita el sueño y alivia la tensión muscular”.
En cuanto a los compromisos afectivos indeseados cuya proximidad generan tensión, lo que se recomienda es priorizar los valores genuinos y no exigirse estar feliz. “Lo más saludable es hacerse la pregunta de cómo y con quién se siente uno mejor, hacer lo que uno tiene ganas antes que aquello que se supone que se debe hacer”, señala Maestri.