Eduardo Miguel Juárez Tapia se hizo pasar por comisario inspector durante dos meses. Antes, había cumplido una condena por robo y abuso, en el Penal de Olmos. Hizo operativos en la calle y en seccionales. Concurrió a actos oficiales y conquistó a una mujer comisario, con quien vivió con ella hasta su detención.
El escándalo, una vez más, envuelve a la Policía. El comisario inspector Eduardo Miguel Juárez Tapia de 43 años, se mostraba como un policía muy activo. Realizó inspecciones en seccionales, supervisó operativos en la calle, presentó sus respetos ante los familiares de un policía asesinado y asistió a varios actos oficiales vestido de civil. Siempre iba acompañado de su nueva novia, la comisario Etelvina Zaracho (46), por entonces Jefa de la Comisaría de la Mujer de Florencio Varela.
Se hizo muy conocido en la zona sur del Conurbano Bonaerense y llenó su Facebook de amigos comisarios. Algunas malas lenguas indican que en algún momento estrechó la mano del ministro de Justicia y Seguridad bonaerense, Ricardo Casal, en el último acto de egreso de la Escuela de Policía Juan Vucetich.
Por su activo desempeño, hasta hubiera merecido un ascenso. Pero detalle terminó truncando su “carrera policial”: no era comisario, ni siquiera policía, sino un delincuente con un respetable prontuario de 24 páginas.
Este comisario inspector trucho fue detenido en la casa de su novia, en Ranelagh, el 5 de diciembre, cuando circulaba en un Citroën C3 robado el 24 de noviembre a la vuelta del Ministerio de Seguridad, en La Plata. Además, portaba un arma robada a una mujer policía en el Centro de Altos Estudios en Especialidades Policiales (CAEEP).
Oficiales de la Superintendencia de Delitos Complejos lo estaban siguiendo a partir de la denuncia de un empresario porteño que había sufrido un robo. Juárez Tapia lo había contactado para ofrecerle sus servicios de jefe policial “especializado en criminalística”, tras presentarse como enviado por “orden de la superioridad”.
Una fuente del caso, declaró a Clarín: “el empresario sospechó, llamó a una amigo policía y éste a su vez pidió orientación a Delitos Complejos. Fue así como se descubrió que no había ningún comisario ni ningún policía con ese nombre. Juárez Tapia le dio al empresario un DNI con los últimos números cambiados, pero lo descubrimos igual”.
En la investigación, los policías se toparon con un panorama demencial que terminó en una causa por “usurpación de autoridad, títulos y honores”, a cargo del fiscal de La Plata, Juan Cruz Condomí.
La historia de Juárez Tapia comienza con su salida de la cárcel de Olmos el pasado 5 de octubre, donde cumplió una condena a 24 años de prisión por estafas, robo, abusos sexuales y privación ilegal de la libertad. A los cuatro días, merodeaba por Quilmes, Berazategui y Varela vestido como comisario inspector.
Ese mismo 5 de octubre se hizo presente en la Comisaría de la Mujer en Florencio Varela y conoció a la Jefa, Comisario Etelevina Zaracho, quien estaba al frente de la dependencia hace siete años. La mujer se enamoró del falso colega y para el 9 de noviembre él se había mudado a su casa, argumentando que se acababa de separar y no tenía dónde vivir.
A pesar de todo esto, Zaracho afirma que nunca sospechó nada. Como si fuera poco, le prometió a la mujer que haría gestiones para conseguir un ascenso. De hecho, esa promoción le llegó al mes de conocerlo, cuando la designaron como Coordinadora Zonal de las Comisarías de la Mujer de Almirante Brown, Ezeiza, Echeverría, Quilmes y Berazategui.
El marco era tan demencial que cuando fue detenido Juárez Tapia, su novia pensó que los policías de Complejas eran secuestradores. En un primer momento, se atrincheró con su novio en la propiedad. Pero cuando entendió lo que sucedía ya era tarde, y la habían pasado a disponibilidad abriéndole además un sumario en el que, a partir del 27 de febrero, comenzarán a declarar testigos de la defensa.
Fue indagada y procesada por “incumplimiento de los deberes de funcionario público”. La causa está a cargo del fiscal de Berazategui, María de los Ángeles Attarian Mena, que intervino en el operativo de detención del falso comisario.
Después de ser apresado, no hubo más información sobre Juárez Tapia y Asuntos Internos está trabajando en silencio, dado que el falso inspector engañó a más de uno y todavía no está claro hasta qué punto pudo contar con cobertura policial para moverse.
“En la casa de Zaracho se encontró documentación del Ministerio de Seguridad que le pertenecía a él y que intentó quemar cuando se vio rodeado. Ella, en su indagatoria, declaró que Juárez entraba y salía del edificio de La Plata con soltura, que conocía a todos”, agregaron fuentes consultadas.
Al momento de declarar ante la fiscal Attarian Mena, Juárez completó el cartón nombrando a muchos funcionarios bonaerenses y jefes policiales de distintas jurisdicciones. También dijo ser un agente de la Secretaría de Inteligencia.
Su prontuario habla por sí sólo. En 1996 concretó seis robos, en cuatro de ellos abusó sexualmente de sus víctimas. Tiene condenas en San Isidro por abuso y robo, en Mercedes por estafas reiteradas; y en La Matanza se tramitó la últimas de las cinco causas que se le abrieron por usurpación de autoridad, títulos y honores entre 1987 y 2006. Lo que sucede es que Juárez Tapia no siempre dijo que era comisario inspector; antes, había probado cómo le iba con el cargo de juez.