Después de analizar el acuerdo del Gobierno argentino con su par iraní en la causa AMIA, el periodista e investigador del tema Walter Goobar dio su opinión en la 99.9: “No termino de entender cuáles son los beneficios del acuerdo”, subrayó. El acuerdo firmado por el Gobierno nacional con Irán en el marco del enjuiciamiento de los responsables del atentado a la AMIA ha generado más rechazo que adhesión en la mayoría de los actores públicos de nuestro país.
Uno de los periodistas especializados en este tema y que más ha investigado al respecto es Walter Goobar, quien señaló en el aire de la 99.9: “Soy uno más de los sorprendidos. En el 2004, la primera oportunidad en que Néstor Kirchner viaja a la Asamblea General de las Naciones Unidas, quería tener un encuentro con los iraníes, pensando que las cosas se resolvían sentados a una mesa para lo que se avizoraba en ese momento que era hacer un juicio en un tercer país, que era Marruecos. Pero después de la reunión dijo que los iraníes eran blindados, no había por dónde entrarles”.
Ese gesto representó el inicio de un nuevo plan para llegar al mismo lugar: “Desde ese momento se estructuró una política consecuente de denuncia permanente en los foros internacionales que llevó a Irán a tener un supuesto gesto de buena voluntad, que fue sentarse a aclarar los puntos oscuros. Esto no se trata de una indagatoria o de un interrogatorio”.
Claro que después de conocer la cuestión a fondo, Goobar opinó: “Hubiera estado de acuerdo con un juicio en un tercer país o un juicio en ausencia, como el caso de Astiz que fue juzgado en Francia, aunque nuestra ley no lo permite”.
Mucho se habló en el caso del atentado de la pista siria, pero el investigador se encargó de poner luz en este tema: “La Presidenta, antes de llegar al Gobierno, tenía sospechas de la famosa pista siria. Yo la investigué y es una pista estatal, hubo altos funcionarios de Medio Oriente que me dijeron que teniendo Siria el control del Líbano, donde actuaba Hezbollah, era muy difícil que el presidente sirio no supiera que se estaba preparando un atentado en Argentina”.
De todas maneras, por más que lo hubieran sabido, no incurrían en ningún delito. “En política, dejar hacer o correr un atentado, no convierte a ese Estado ni siquiera en cómplice. Es un Estado que se lavó las manos, a pesar de que hubo advertencias que fueron desestimadas. Eso no quiere decir que no haya ciudadanos sirios involucrados”, aclaró.
La representación del pueblo judío en los reclamos también está en tela de juicio, y al respecto Goobar remarcó que “se habla de la comunidad judía, pero no de la dirigencia judía, que a veces habla más por el Estado de Israel que por sus bases. El atentado a la AMIA no fue contra la comunidad judía, sino contra toda la Argentina. El Gobierno argentino no mide las consecuencias porque Irán juega de local”.
Con todas las cartas sobre la mesa, la decisión parece tener poco crédito entre quienes más conocen la investigación. “No termino de entender cuáles son los beneficios del acuerdo. Creo que es una negociación a pura pérdida que se va a verificar cuando esto concluya. No quiero demonizar a Irán, pero finalmente una negociación frustrada va a terminar sirviendo a la demonización. Esto puede terminar siendo una de las causas invocadas erróneamente por Israel o Estados Unidos para atacar Irán”, finalizó.