Hay fuertes enfrentamientos entre la Policía Nacional española y los votantes que se acercan a los colegios a emitir su voto. El gobierno de Cataluña denuncia que los heridos son más de 300.
En un clima de máxima tensión, la Policía Nacional española utilizó la fuerza contra los votantes para abrirse paso en diferentes centros de votación de Cataluña, donde comenzaron a retirarse las urnas, una medida que bloqueó parcialmente el referéndum de secesión unilateral.
La Guardia Civil española, por su parte, aseguró que logró neutralizar parcialmente la aplicación del “censo universal” electrónico que anunció el gobierno catalán poco antes de que comience la votación, para permitir que se pueda ejercer el derecho a voto en cualquier centro de votación.
Como consecuencia de la actuación represiva de la policía, al menos 38 personas resultaron heridas en los forcejeos, por golpes de porras y, en algunos casos, por bala de goma, como ocurrió en una corrida de la policía en su avance hacia un centro de votación en el barrio barcelonés del Example. En tanto, desde el gobierno catalán denuncian que los heridos son más de 300.
Las cargas policiales se produjeron en distintos puntos de Barcelona y en otras ciudades de Cataluña, entre ellas Girona, donde votó el presidente catalán Carles Puigdemont.
El mandatario acusó a las fuerzas de seguridad españolas de haber hecho un “uso injustificado, irracional e irresponsable de la violencia” contra los votantes catalanes, a pesar de lo cual “no se impidió que muchos catalanes voten” en el referéndum de secesión, que se está llevando pese a su prohibición judicial.
“Es evidente que el uso injustificado, irracional e irresponsale de la violencia del estado español no solo no para el deseo de poder votar, sino que deja más claro lo que nos estamos jugando en día como hoy”, sostuvo Puigdemont.
El jefe del Ejecutivo regional denunció a los agentes de seguridad españoles por usar “violencia, porras y pelotas de goma contra gente que se ha concentrado pacíficamente”. Ante la “brutalidad policial”, “está todo dicho, la vergüenza les acompañaré siempre”, remarcó Puigdemont.
Al poco tiempo del arranque de esta jornada histórica de votación, que se desarrolla bajo prohibición, el Ejecutivo central español de Mariano Rajoy dio por “desbaratado” el referéndum. Sin embargo, media hora más tarde, el vocero del gobierno catalán, Jordi Turrull, rebatió esa información al afirmar en conferencia de prensa que “el 63% de los centros de votación, 3 de cada 4, están funcionando, lo que significa que 4.600 mesas electorales están abiertas”.
“Pedimos serenidad y paciencia. Los miembros de cada mesa tienen un teléfono para contactar con el centro de asistencia técnica de este censo universal, y ante cada problema pondremos una solución”, dijo Turull, quien insistió en que el gobierno catalán garantizará que todos los ciudadanos puedan votar.
Desde la madrugada, cientos de personas, en su gran mayoría independentistas, se concentraron a las puertas de cada centro de votación, donde más persona habían pasado la noche, con el objetivo de evitar que sean precintados.
Pasada la hora marcada, la policía catalana no había actuado debido a la presencia de la multitud, mientras los activistas independentistas lograron que “aparecieran” las urnas oficiales en el interior de los centros de votación. Fue así que pasadas las 9 de la mañana, comenzó el despliegue de la Policía Nacional y la Guardia Civil envidia a Cataluña por el gobierno central del conservador Mariano Rajoy.
En el marco de su actuación, los agentes policiales lograron entrar en varias escuelas del barrio del Example de Barcelona, y en una de ellas, el Ramón Llull, lo hicieron saltando las rejas y rompiendo la puerta del centro de votación, entre gritos de los ciudadanos que esperaban para votar.