El Gobierno relanza el plan nuclear para exportar tecnología

Invierte US$ 2 mil millones en 2017 para hacer crecer el sector. La apuesta más grande es el reactor Carem. Renegocian el acuerdo con los chinos por Atucha III.

A lo largo del siglo XX, Argentina hizo diferentes apuestas tecnológicas: desde la aeroespacial y la armamentista al diseño y construcción de satélites y el ensamble de computadoras en Tierra del Fuego. Sin embargo, la única rama en la que logró jugar “en primera” y ocupar un lugar destacado a nivel internacional, es la industria nuclear.
“Es un sector que tiene capacidades tecnológicas que hoy nos permiten competir internacionalmente para exportar un reactor de investigación a una nación avanzada, como Holanda. En el mundo hay apenas tres o cuatro países que pueden hacerlo y Argentina es uno de los jugadores globales en esta materia”, le aseguró a PERFIL Julián Gadano, subsecretario de Energía Nuclear del Ministerio de Energía y Minería.
“Para el Gobierno el desarrollo nuclear implica mucho más que la generación de electricidad, porque sabemos el enorme capital acumulado en conocimientos. Por eso, y porque el nuclear es sin dudas el cluster tecnológico más importante de la Argentina, durante 2017 nos integraremos a la prestigiosa Nuclear Energy Agency, la agencia especializada de la OCDE”, agregó.
El responsable de ejecutar la política en este tema consideró que la nuclear es la única fuente energética que no aporta al ambiente gases de efecto invernadero y, al mismo tiempo, funciona como “base” (su producción continua no depende del viento o las nubes). “Por eso tendrá un lugar creciente en nuestra matriz energética. Ahora aporta el 6,8%. Pero apostamos a hacer crecer el parque nucleoeléctrico y llegar a entre el 8 y el 10% en el 2025”.
Para alcanzar esa cifra el plan del ministerio indica construir Atucha III y IV, que se harán con financiación y tecnología provenientes de acuerdos que están negociándose con el gobierno chino. “Nuestra expectativa es firmar por Atucha III antes de julio, para que las obras concretas empiecen en el último trimestre del año”, sostuvo Gadano. Pero aclaró que: “Ahora estan renegociando el acuerdo, porque los borradores que dejó la administración anterior eran pésimos para el país”.
Sus cálculos indican que las próximas dos centrales requerirán una inversión de unos US$ 12 mil millones para su finalización. Y si bien Atucha III recurrirá a la misma tecnología que la usada en la central de Embalse, en la provincia de Córdoba, Atucha IV será muy diferente: trabajará en base a agua liviana y su combustible será uranio levemente enriquecido.
Prioridad. Según Gadano, la apuesta tecnológica más fuerte para los próximos años en el sector no será la construcción de grandes centrales nucleares sino desarrollar completamente el Carem, un reactor nuclear de baja potencia pensado para el abastecimiento eléctrico de zonas alejadas de los grandes centros urbanos. Su operación es relativamente simple y tiene sistemas de seguridad pasiva avanzados.
“De los US$ 2 mil millones que recibirá todo el sector durante 2017, dedicamos $ 2.140 millones para avanzar la construcción del primer prototipo del Carem. Es el presupuesto más alto de su historia”, aseguró el subsecretario. La intención de la CNEA es ponerlo en marcha en 2019. “A partir de ahí, trataremos de exportarlo, como hoy lo hacemos con los reactores de investigación. Hay estudios internacionales que prevén mucha demanda para este tipo de centrales de baja potencia. Y podríamos exportar al mercado global de usinas al menos dos Carem cada año, a un precio de US$ 1.000 millones por unidad”.
Finalmente, pensando en el largo plazo, el equipo de Gadano propone armar un proyecto conjunto con Brasil para hacer investigación en fusión nuclear. “Pensamos armar equipos binacionales de expertos y lograr una masa crítica de al menos cincuenta investigadores especializados, en los próximos cinco años”, apuntó.
La idea es lograr mayor relevancia internacional en esta área y poder integrarse a los pesos pesados en esta materia, como Europa y Japón. “Nuestra política para la CNEA es que se desprenda de tecnologías ya amortizadas, porque no es un buen gestor de negocios, y se dedique a lo que mejor hace: innovación e investigación en temáticas como fusión, combustibles, nuevos materiales y medicina”, concluyó Gadano.