El hallazgo de una investigadora española acerca a la ‘cura’ de la ELA: Un compuesto a partir de una molécula

Un compuesto creado a partir de esta molécula, recupera la funcionalidad de una proteína alterada en esta enfermedad neurodegenerativa.

La esclerosis lateral amiotrófica (ELA), es una enfermedad del sistema nervioso central, caracterizada por una degeneración progresiva de las neuronas motoras superiores e inferiores, que se manifiesta con debilidad muscular que puede avanzar hasta la parálisis. Lo peor de esta enfermedad neurodegenerativa es su tasa de supervivencia, que no suele llegar a los cuatro años desde el diagnóstico. A este trágico dato se le suma el hecho de que los tratamientos disponibles, ni hablar de cualquier cura, son escasos. Altamente discapacitante, los expertos alertan de que en España, para mayor desgracia, su prevalencia es superior a la de otras partes del mundo. Si lo normal es un caso cada 100.000 habitantes, en España este porcentaje sube hasta casi 3 por 100.000. Se diagnostican cada año en nuestro país casi unos 900 nuevos casos.

Sin embargo, la investigación nunca frena en su avance y siempre nos abre la puerta a ‘rayitos’ de esperanza a los males del mundo. Y la investigación en nuestro país es aventajada, y galardonada, en éxitos. Ahora, la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM), que ha concedido el premio a la mejor invención protegida a una patente relacionada con la ELA.

La galardonada es Ana Martínez, investigadora del grupo de Química Médica y Biológica Traslacional del Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas (CIB Margarita Salas) del CSIC, en Madrid. En este caso, el invento patentado tiene que ver con esta dramática enfermedad y una molécula que podría combatirla protegiendo esas neuronas que dejan de funcionar.

Según indica, en declaraciones a Teknautas, su objetivo está claro: “Estamos muy focalizados y comprometidos con los enfermos de ELA, nuestro deseo y nuestra voluntad, si conseguimos los fondos suficientes, es poder desarrollar este proyecto y realizar ensayos clínicos”, destaca. Si todo va bien, podría llegar a ser un fármaco que “modifique la patología, mejore la calidad de vida de estas personas y les dé más años de supervivencia”. Pero, ¿Cómo funciona?

Un futuro tratamiento farmacológico

La mitad de las personas afectadas por la ELA fallecen en menos de tres años, un 80% en menos de cinco, y la mayoría (el 95%) en menos de 10 años. Aunque tampoco está claro por qué se padece esta enfermedad, se sabe que la acumulación anormal de la proteína TDP-43 en células nerviosas es uno de los rasgos patológicos que define a la ELA.

En condiciones normales, es clave para la supervivencia de las células nerviosas. Sin embargo, en los pacientes que sufren ELA aparece modificada y no funciona correctamente. “El compuesto que nosotros tenemos recupera la funcionalidad de esta proteína, de manera que vuelve a estar en un estado fisiológico adecuado, igual que la tenemos las personas que estamos sanas y libres de esta patología”, explica la química del CSIC.

No obstante, los científicos, hasta ahora, no habían sido capaces de trasladar estos hallazgos al plano real de los tratamientos. Principalmente, porque se desconocían las características de esta proteína. Tras descubrir sus características a través de una prueba con microscopía crioelectrónica para determinar la estructura molecular de las acumulaciones de TDP-43, llevada a cabo por la Universidad de Cambridge, se ha podido avanzar en estas investigaciones posteriores.

Esta acumulación defectuosa de la proteína TDP-43 está vinculada también a la demencia frontotemporal y a otras enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer y el Párkinson, algo que ya se estaba investigando en otros estudios recientes.

En este sentido, en esta investigación en concreto, tras numerosos experimentos en animales, se ha descubierto que “es una pequeña molécula que tiene una acción farmacológica muy adecuada para llegar a convertirse en un medicamento y tratar la esclerosis lateral amiotrófica, la demencia frontotemporal o incluso el alzhéimer”, apuntan.

Previene la muerte de las motoneuronas

En modelos animales, este compuesto ha mostrado su eficacia porque previene la muerte de las motoneuronas, es decir, el tipo de células del sistema nervioso que se encuentran en el cerebro y en la médula espinal y que son las encargadas de producir los estímulos que contraen los músculos de todo el organismo. En los experimentos realizados, Martínez y su equipo han comprobado que cumple perfectamente con lo que buscan, “una protección de estas neuronas, en concreto, las de la médula espinal”.

En este caso, inhiben la actividad de la quinasa CDC7, que a su vez es el factor que altera la proteína TDP-43. Además de ser una quinasa muy importante para la replicación celular, está involucrada en la fosforilación patológica de TDP-43, una de las proteínas más abundantes en los agregados encontrados en los pacientes de ELA. Teniendo en cuenta estos antecedentes, en este trabajo de tesis doctoral nos planteamos, como objetivo principal, la búsqueda de nuevos inhibidores de CDC7 como estrategia novedosa para el tratamiento de la ELA y de otras proteinopatías de TDP-43.

En definitiva, el compuesto patentado por el CSIC penetra en el sistema nervioso central y llega al cerebro y a la médula espinal con el objetivo de bloquear CDC7. Cuando esto sucede, se evita la neurodegeneración. Algo que no se había conseguido a través de esta estrategia hasta la fecha.

Los resultados solo han sido probados en modelos animales, con resultados muy satisfactorios. Ahora toca llevarlo a la práctica con pacientes en muestras más amplias. Eso sí, la esperanza es un hecho ya que la investigación se ha desarrollado a partir de muestras donadas por pacientes y, en ese primer paso, que sirve para probar los compuestos y ver si tienen algún efecto que pueda cambiar la patología, los resultados también han sido muy positivos.

LAS TRABAS

Eso sí, toca enfrentarse a la estricta regulación y la aprobación de las farmacéuticas, probar que las moléculas que propone su laboratorio son adecuadas desde el punto de vista toxicológico, químico y farmacológico para iniciar la experimentación con pacientes y solicitar el inicio de la fase 1 de los ensayos clínicos. Esto significa que aún pueden estar “a 12 o 15 años” de convertir su compuesto en un verdadero fármaco contra la ELA, contando con que no haya contratiempos y dispongan de la financiación necesaria.

Hasta ahora solo existen tres fármacos aprobados para tratar de mejorar la supervivencia y la calidad de vida de estos pacientes. La FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de EEUU) solo ha aprobado dos fármacos para la esclerosis lateral amiotrófica; mientras que aquí, a través de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA), solo disponemos de uno: el principio activo riluzol. Todos paliativos y que aumentan la esperanza de vida en tan solo unos meses. Por ello, resulta fundamental cerrar acuerdos con alguna empresa de la industria farmacológica ya interesada, buscar financiación y poner en marcha un tratamiento que nos acerca más que nunca a un gran ‘antídoto’ en la ‘cura’ de esta enfermedad.