De acuerdo con datos de un informe, la asistencia a nivel inicial no alcanza para que los niños de estrato socioeconómico bajo mejores significativamente su desempeño en Lengua y Matemática en primaria y secundaria.
La escolarización temprana se asocia con mayores niveles de aprendizaje en primaria y secundaria. Sin embargo, esto no siempre es así. Según datos de un informe realizado por el Observatorio Argentinos por la Educación, en los chicos de nivel socioeconómico bajo el jardín de infantes no alcanza a compensar las desigualdades de aprendizaje.
Los datos surgen del relevamiento “El jardín de infantes no puede solo”, donde se observa la asociación entre los niveles de aprendizaje de Matemática y Lengua en primaria y secundaria, y la asistencia o no al jardín de infantes. Esa asociación positiva se ve de manera clara para los chicos de nivel socioeconómico alto, pero no se verifica para los chicos de nivel bajo.
Según las hipótesis planteadas por el informe, esa diferencia tiene que ver con las dificultades del jardín para compensar por sí mismo las múltiples privaciones a las que se ve expuesta la infancia en la Argentina. Pero también podría explicarse por una diferencia en la calidad de la oferta de nivel inicial a la que acceden los niños según su nivel socioeconómico.
“En los niveles socioeconómicos medios y altos es mayor la correlación entre asistencia al jardín y aprendizaje en primaria y secundaria. Esto ocurre porque, por ejemplo, las cruciales prácticas de desarrollo infantil (nutrición y estimulación) pueden ser de mayor calidad en esos niveles. Y también puede pasar que los jardines a los que asisten los chicos de menor nivel sean, en promedio, de inferior calidad, y no lleguen a compensar las diferencias de prácticas de desarrollo infantil entre uno y otro”, plantea Juan Llach, miembro de la Academia Nacional de Educación.
Los datos analizados por el Observatorio a partir de la prueba Aprender 2016 indican que el porcentaje de estudiantes de nivel socioeconómico bajo que logra nivel “satisfactorio o avanzado” en Matemática en primaria no varía significativamente según asistencia a nivel inicial.
La cantidad de alumnos con buenos desempeños es incluso mayor entre quienes no fueron al jardín (57,3%) que entre quienes fueron desde los 4 años (52,8%).
En secundaria tampoco se dan grandes variaciones de desempeño entre quienes no asistieron al jardín y quienes sí lo hicieron. Esa correlación sí se verifica para los chicos de NSE alto: entre ellos, solo el 15,5% de quienes no asistieron al jardín logra buenos desempeños, mientras que la cifra es más del doble (39,0%) para aquellos que asistieron desde sala de 3 o antes.
“Adelantar la escolarización a edades tempranas no resuelve necesariamente los problemas de calidad en primaria y secundaria–explica Mariano Narodowski, profesor de UTDT y cofundador de Pansophia Project–. La inclusión de los más pequeños no garantiza en sí misma buenos resultados en los futuros aprendizajes. La calidad, garantizada por los proyectos institucionales, la profesionalidad docente y la estrategia pedagógica, importa tanto como la inclusión”.
El informe no analizó relaciones de causalidad, sino sólo correlaciones simples. Narodowski agrega: “Las instituciones educativas transmiten también muchos otros saberes que las pruebas estandarizadas como Aprender no captan: hábitos personales, relaciones grupales, capacidad de ponerse en el lugar de otro, construcción de categorías témporo-espaciales, identidades locales y nacionales, conocimiento de reglas y límites, disfrute lúdico, entre otras”.