El fiscal francés abre una investigación por intento de homicidio. El atacante ha cambiado de versión varias veces.
El presunto terrorista, Ayoub El Khazzani, ha sido imputado durante la pasada noche por un ataque “premetidado” que hubiera podido convertirse en una carnicería, según informa la cadena francesa BFMTV.
El joven marroquí intentó atacar el pasado viernes un tren Thalys entre Amsterdam y París armado con un fusil, pero no lo logró porque fue reducido por cuatro pasajeros.
Se le imputan además tentativas de asesinatos, conspiración criminal y posesión de armas en relación con un grupo terrorista, según una fuente citada por el mismo medio.
El fiscal de la República francesa, François Molins, ha abierto una investigación por intento de homicidio en relación con un grupo terrorista.
El fiscal ha explicado que el individuo vio un vídeo de cánticos yihadistas a través de su móvil, cuando ya estaba dentro del tren. En su mochila llevaba 270 cartuchos y una botella gasolina. Además, ha detallado que el fusil que cargaba era un AKM y no un AK-47, conocido como Kalashnikov, como se dijo en un primer momento.
El atacante había residido en Algeciras y ya estaba fichado por los agentes españoles por su islamismo radical.
Según el fiscal, fueron las fotos enviadas por los servicios de inteligencia de España las que permitieron identificar al sujeto así como conocer sus vínculos con sectores radicalizados del Islam, con los que habría podido tener contacto en la mezquita de Taqwa, en Algeciras. Molins ha declarado que una importante investigación en estrecha colaboración con España, Bélgica, Alemania, Turquía y Marruecos se está llevando a cabo.
Cambios de actitud
El detenido dice haber vivido en Francia entre cinco y siete meses. “Efectivamente trabajó en Francia con un contrato temporal de tres meses: de febrero a abril de 2014”, aunque tal y como declaró su antiguo empleador el contrato se rompió a los dos meses porque los papeles que presentados no le permitían trabajar en el país.
Siguiendo el aviso de los servicios españoles, Francia creó una “ficha S” sobre el sujeto para que fuera vigilado pero su actividad no llamó la atención de los servicios de inteligencia.
Tras su etapa en Francia, El Khazzani pasó por Colonia, en Alemania, Viena y después Bruselas. Según afirma el fiscal, el sospechoso habría cambiado su actitud así como sus declaraciones a lo largo de los interrogatorios. Por ejemplo, aseguró no haber vivido en casa de su hermana en Bruselas, aunque el registro de Policía belga en el domicilio prueba que estuvo durmiendo allí tan solo unos días antes del ataque.
Niega también haber viajado a Turquía entre el 10 de mayo y el 4 de junio de este año, un indicio para los investigadores de que podría haber visitado zonas controladas por el Estado Islámico o incluso Siria. Tras distintas contradicciones en sus declaraciones, el propio Ayoub ha preferido guardar silencio en los últimos interrogatorios.
Por su parte, el ministro francés de Interior, Bernard Cazeneuve, sugirió que el agresor del tren Thalys pudo haber recibido consignas del Estado Islámico (EI), puesto que esa organización está detrás de “la casi totalidad” de atentados y tentativas yihadistas en Europa.
“La casi totalidad de los atentados o de las tentativas que hemos desbaratado (…) tiene vínculos con esa organización”, subrayó Cazeneuve en una entrevista con la emisora “France Inter”.
Reunión de ministros
El ministro francés de Interior, Bernard Cazeneuve, anunció que el próximo sábado va a reunir en París a sus homólogos europeos para discutir sobre medidas antiterroristas en los transportes públicos tras la acción del pasado sábado en un tren Thalys que hacía la ruta Amsterdam-París. Cazeneuve destacó que su principal propuesta es evaluar, sin modificar los acuerdos de Schengen, si es posible llevar a cabo controles coordinados y simultáneos en varios países aprovechando las fichas de los servicios secretos sobre personas potencialmente peligrosas. A su juicio “se pueden hacer sin modificar Schengen” ya que “no serían controles obligatorios” que es lo que impiden los tratados europeos de libre circulación. Así, habló de la posibilidad de que los viajeros tengan que presentar su documentación, la realización de controles aleatorios de equipajes o la presencia en los trenes de equipos multinacionales de policía.