“El Estado libanés buscará renegociar su deuda”, sostuvo el jefe de Gobierno libanés Hassan Diab.
El Líbano entrará en default al no poder pagar el próximo lunes un vencimiento de su deuda emitida en eurobonos, según anunció este sábado el primer ministro, Hassan Diab. Se trata de la primera vez que el país árabe entra en cesación de pagos.
El gobierno quiere negociar inmediatamente con los deudores, añadió el funcionario en un discurso a la nación asiática, empantanada en una grave crisis de divisas.
Las reservas de moneda extranjera “han caído hasta un nivel preocupante y peligroso, lo que obliga al gobierno libanés a suspender el pago de una emisión de eurobonos que vence el 9 de marzo porque necesita esos fondos”, explicó el jefe de gobierno.
“El Estado libanés buscará renegociar su deuda “, añadió Diab, que formó en enero un gobierno de tecnócratas con la misión prioritaria de atajar la creciente crisis financiera del país, que vive una oleada de protestas contra el sistema político.
El nuevo ministro de Finanzas había anunciado que tenía intención de pedir a los inversionistas internacionales préstamos “blandos” para financiar la compra de trigo, combustible y medicamentos.
El acuerdo para formar un nuevo gabinete se produjo después de un acuerdo entre Hezbolá, que tiene un importante bloque parlamentario respaldado por Irán, y sus aliados, incluido el Movimiento Patriótico Libre dirigido por Gibran Bassil, yerno del presidente Michel Aoun.
El partido del Movimiento Futuro, de Hariri y otros alineados con Occidente y Arabia Saudita, no han tenido influencia sobre la decisión.
La población se apresuró a expresar su disidencia en las redes sociales, calificando al nuevo Gabinete como un gobierno de “un único color”, el de Hezbolá.
El gabinete de Diab está respaldado por los grupos chiítas mayoritarios Hezbolá y Movimiento Amal, así como por el Movimiento Patriótico Cristiano Libre. Sin embargo, el acuerdo de poder compartido del Líbano exige que el primer ministro sea un musulmán sunita.
El nuevo gobierno se formó dos meses y medio después de que el gabinete del expremier Saad Hariri cayera a causa de las protestas nacionales sin precedentes contra el deterioro de la economía libanesa, así como la corrupción desenfrenada y el sistema político sectario del Líbano.