El maquillaje del hambre: un cambio de terminología oculta la desnutrición

La muerte de un niño qom de 7 años por desnutrición, ¿fue sólo un caso aislado? Difícil saberlo: desde 2009 se modificó la nomenclatura en las encuestas nutricionales, lo que dificulta la medición del fenómeno

desnutricion-chacoEl caso de Néstor Femenía, un niño qom de 7 años, fallecido el 6 de enero en el Chaco a raíz de un cuadro de desnutrición y tuberculosis tuvo gran difusión. Para el Gobierno, se trató de “un caso aislado, en un contexto determinado”, según señaló Jorge Capitanich, jefe de Gabinete y ex gobernador del Chaco. Lamentablemente no es un caso aislado, pero muchos toman contacto recién ahora con esta realidad, a raíz de la muerte del pequeño qom.
La desnutrición es frecuente y la tuberculosis también en muchas personas niñas o adultas de nuestro país, especialmente en las más pobres, a quienes les falta alimento, vivienda, acceso a servicios de salud y tantas otras necesidades consideradas así como “Necesidades Básicas Insatisfechas” (NBI). Son estas mismas personas que vemos viviendo en la calle en Buenos Aires y el conurbano, pero también son los muchos argentinos que, en localidades del interior del país, viven en casas precarias o en taperas, comen salteado y están escuálidos, moviéndose como sombras.
En esta década, no se habló de desnutrición, casi ni se la mencionó, aunque se hicieron dos encuestas nutricionales, una en 2007 y otra en 2012. Sí supimos que había muchas personas, incluidos niños, con sobrepeso, aunque es sabido que algunos de esos “gorditos” tienen faltantes de vitaminas y otros elementos básicos para el crecimiento y desarrollo corporal. Es decir, están malnutridos.

De desnutridos leves a “riesgo de bajo peso”
En el año 2009, se cambió la forma de clasificar la desnutrición en el país. Pasamos de llamar desnutridos leves a quienes estaban por debajo de la línea normal de crecimiento a decirles” en riesgo de bajo peso”; a los desnutridos moderados se los llama ahora “con bajo peso”; y a los graves, “con muy bajo peso”. Este cambio favorece el ocultamiento de la desnutrición y hace que no tengamos cifras sobre su magnitud.
Los especialistas siguen usando la vieja nomenclatura, como se hace en el resto del mundo, pero no tienen datos de todo el país, sino de los grupos que ellos estudian.
En los certificados de defunción, esto implica que, como en el caso de Néstor Femenía, la causa de muerte consignada sea “enfermedad”, lo que impide conocer la situación sanitaria en nuestro país. Hace más de tres décadas la Organización Mundial de la Salud -OMS- invirtió grandes esfuerzos en todos los países, incluido el nuestro, insistiendo en que se consignara, especialmente en los niños, la causa básica de muerte. Esto permitió medir el impacto de la desnutrición en los niños en todos los países y desarrollar programas de complementación alimentaria que salvaron muchas vidas.