El hecho se produce dos semanas después de la rotura de un dique de contención minera en Minas Gerais.
El tsunami de barro y desechos mineros que sepultó un pueblo en el sureste brasileño el pasado 5 de noviembre alcanzó el Océano Atlántico y se calcula que se extenderá hasta 9 kilómeros desde la desembocadura del río Doce.
El ministerio del Medio Ambiente, citado por la prensa este domingo, indicó que el deslave de barro recorrió 650 kilómetros en 16 días a lo largo del río Doce y llegó hasta el mar en la tarde del sábado en el litoral de Regencia (estado de Espirito Santo), dándole un color ocre.
Una barrera de protección de 9 km fue construida para proteger la fauna y la flora. Según el presidente del Instituto brasileño del Medio Ambiente (Ibama), Luciano Evaristo, citado por el portal de noticias G1, el barro, que tiene una alta densidad de desechos mineros, ha afectado la fauna acuática y “al llegar al estuario del río Doce podría afectar el desove de las tortugas marinas”.
Tras romperse dos diques de contención de la empresa minera Samarco en el Estado de Minas Gerais (sureste), un tsunami de lodo y residuos mineros causó 12 muertos y 12 desaparecidos. “Es la peor catástrofe ambiental en la historia del país”, declaró el viernes la ministra del Medio Ambiente, Izabella Teixeira.
Más de 280.000 personas están sin agua y miles de animales murieron. La rehabilitación de la cuenca del Rio Doce, contaminado por el barro, llevará por lo menos 30 años, añadió la ministra que visitará el lugar el próximo lunes para supervisar el trabajo de Samarco para contener el barro.
Samarco -propiedad de las multinacionales Vale de Brasil y la anglo-australiana BHP Billiton- ha prometido pagar por lo menos 260 millones de dólares para reparar los daños ambientales y las autoridades brasileñas le han impuesto multas por una suma de 175 millones de dólares.