El tubo flotante de 600 metros de The Ocean Cleanup encarcela a cientos de animales en dos días.
La fundación holandesa The Ocean Cleanup recorre el océano deslizando una pantalla submarina gigantesca atada a un tubo flotante de 600 metros. Su nueva tecnología pretende limpiar hasta 1,6 millones de kilómetros cuadrados en cinco años. Tras un primer intento fallido, la fundación consigue retirar parte de las 80.000 toneladas de basura (según su estimación) que invaden las aguas del Pacífico. Su éxito tan anhelado ha sido, sin embargo, sujeto de una controversia todavía latente en los medios y en las redes desde la semana pasada. El enorme dispositivo no recoge solo residuos sino también minúsculos animales, particularmente del género Velella y Janthina, que viven a la superficie del mar y son esenciales para el ecosistema.
Rebecca Helm, una bióloga especializada en gelatinas flotantes y profesora en la Universidad de Carolina del Norte en Asheville, está muy preocupada por este sistema masivo de limpieza: “Si en tan solo dos días se han llevado a 100 animalitos, lo que puede ocurrir en cinco años es muy alarmante”, cuenta a este periódico. En la fotografía publicada por la fundación tras su primer éxito, se perciben entre los plásticos un centenar de especies diminutas, parecidas a caracoles morados y medusas azules, casi invisibles. Helm las ha rodeado todas de un círculo rojo y ha compartido su trabajo en un hilo de Twitter con el comentario siguiente: “Al principio del año advertí que The Ocean Cleanup capturaría y mataría la vida marina flotante”.
Estas especies se expanden sobre 50 millones de kilómetros cuadrados y el área de trabajo del buque holandés es de tan solo 500.000, es decir, de un 1% de la superficie mencionada, explica Boyan Slat, fundador del proyecto, en un artículo de su página web. El ingeniero asegura por lo tanto que es imposible que su dispositivo destroce la fauna en cuestión. Frente a la evidencia de la semana pasada, fuentes de The Ocean Cleanup reconocen el problema, pero sostienen que la cantidad de animales descubiertos corresponde a los cálculos previos a la misión: “Aunque no estamos contentos de que se haya producido esto, no nos sorprenden las observaciones de estos organismos en la acumulación de plástico y todavía esperamos que el impacto siga siendo mínimo”, declaran.
La salud del mundo marino
Los observadores del equipo holandés registran muchos incidentes de enredo e interacción entre el plástico que flota en el parche (The Great Pacific Garbage Patch) y los animales marinos. La salud del neuston, es decir, el conjunto de organismos microscópicos que se encuentran en la superficie, es la principal motivación de la fundación. “Hay que limpiar el desastre medioambiental y garantizar que el océano sea lo más seguro posible para toda la biodiversidad”, declaran miembros de la organización.
Muchas especies dependen de los diminutos animales de la superficie. Si este sistema desaparece, toda la cadena marina se rompe. Rebecca Helm utiliza una metáfora curiosa para explicar la importancia de estos seres apenas perceptibles: es como si se quitasen poco a poco los tornillos (trozos de neuston) de un avión (el mar) lleno de pasajeros (fauna) en pleno vuelo. “El avión resistiría un tiempo pero terminaría por estrellarse y lo peor de todo, es que los pasajeros ignorarían la causa del desplome”, asevera.
Como las especies del neuston se reproducen con gran rapidez, la fundación piensa que es imposible que desaparezcan por completo, explica Rebecca Helm a quién no le gusta nada esta lógica. El conjunto animal de la superficie es una enfermería para múltiples especies de larvas y un coto de caza para pulpos. El pez luna, las tortugas laúd y otros seres vivos frecuentan estas islas flotantes porque son su fuente de alimento. “Limpiar el 90% del plástico del océano matará al 90% del neuston y devastará este ecosistema”, escribió en su artículo de advertencia.
Islas de basura
El mar se ha ido convirtiendo en un vertedero que parece infinito. La cantidad de plásticos concentrados en la isla de basura del Pacífico (un total de 1,8 billones de piezas) corresponde a 250 desechos por cada habitante del mundo, estima la fundación holandesa. Según el Foro Económico Mundial, con la trayectoria actual, el plástico podría superar el número de peces para 2050. El método “pasivo” de recogida al estilo de The Ocean Cleanup no convence a todo el mundo aunque se reconozca la eficiencia de su ingeniería. Otros organismos han levado el ancla para combatir el problema, entre ellos el Instituto de Viajes Oceánicos con sede en Sausalito (California). A bordo de un velero, los miembros de la asociación han recuperado 40 toneladas de basura en 25 días en el Pacífico.
Su presidenta Mary Crowley asegura que nunca han visto una especie viva entre los escombros. “Si ocurriese, nuestro sistema ‘manual’ nos permitiría volver a poner el animal en el agua”, añade. Su organización solo se centra en la zona afectada y no en toda la superficie del océano. Unos dispositivos de la talla de un balón de fútbol esparcidos por el mar y rastreadores GPS permiten controlar el camino codiciado por estos cazadores de basura. La científica explica que utilizan principalmente las manos para recoger y en el caso de que el residuo pese demasiado recurren a máquinas con ganchos. “Es cierto que tenemos una necesidad urgente de sanear el océano pero sabemos también la importancia que tienen esos animales de la superficie del mar”, concluye.