ROMA (EFE). En la festividad del Corpus Christi del domingo, el Papa Francisco condenó cualquier forma de tortura e instó a los fieles católicos a trabajar para abolirla y ayudar a las víctimas y sus familias.
“El próximo 26 de junio tendrá lugar la Jornada Internacional de las Naciones Unidas en apoyo a las víctimas de tortura. En esta circunstancia, reitero la firme condena de cualquier forma de tortura”, afirmó el Pontífice argentino ante las miles de personas que acudieron a la Plaza de San Pedro para escucharle.
Y prosiguió: “invito a todos los cristianos a trabajar para abolirla y sostener a las víctimas (de la tortura) y a sus familias”. El Pontífice hizo esta reflexión en su alocución posterior al rezo del Ángelus.
Pero antes, recordó a los presentes la importancia de practicar la caridad con el prójimo, de “dar esperanza a los que la han perdido y de acoger a los excluidos”.
“Jesús no vino al mundo para dar cualquier cosa, sino para dar su propia vida como alimento a los que tienen fe en Él”, dijo el Obispo de Roma, citando una frase del Evangelio según San Juan.