El viaje está rodeado de polémica porque el Gobierno birmano le ha pedido al Pontífice que ni siquiera utilice la palabra rohinya.
El papa Francisco ha llegado a Rangún, la antigua capital de Birmania (Myanmar), en la primera visita de un pontífice a este país asiático.
Cientos de fieles le esperaban en las afueras de la terminal aérea, en medio de un fuerte dispositivo de seguridad.
Tras su llegada, el pontífice tiene previsto desplazarse a la sede del arzobispado local en un recorrido durante el que saludará desde el papamóvil a las personas congregadas en varios puntos del trayecto.
Francisco fue recibido por un grupo de niños que ondeaban banderas de Birmania y el Vaticano y que estaban vestidos con una camiseta impresa con la efigie del papa.
También había grupos de diferentes etnias del país vestidos de manera típica y que le dedicaron bailes y cánticos tradicionales.
Entre los presentes, también había religiosos y algunos grupos de curiosos y turistas.
El papa no tiene prevista ninguna actividad para el resto del día, que lo dedicará a descansar en la sede del arzobispado, en el centro de Rangún y donde se alojará durante su estancia.
El pontífice iniciará su programa público mañana, martes, cuando viajará a la nueva capital del país, Naipyidó, donde le darán la bienvenida oficial el presidente, Htin Kyaw, y la líder del Gobierno, Aung San Suu Kyi, entre otras autoridades.
Antes de viajar a Naipyidó, el papa también celebrará ese día una reunión interconfesional con líderes religiosos birmanos en la sede del arzobispado en Rangún.
El principal acto del papa el miércoles será una misa multitudinaria asimismo en la antigua capital, donde a continuación mantendrá un encuentro con el Consejo Supremo de los monjes budistas birmanos y una reunión con los obispos locales.
El jueves oficiará una nueva misa, dedicada esta vez a los jóvenes en la Catedral de Santa María, y celebrará una entrevista -que no figuraba en el programa original- con el jefe del Ejército birmano, general Min Aung Hlaing, antes de partir hacia Bangladesh.
La visita del papa Francisco a Birmania y Bangladesh coincide con la crisis humanitaria en la que están envueltos ambos países tras la operación del Ejército contra los rohinyás en el estado de Rakáin, en el oeste birmano y hogar tradicional de esa minoría musulmana.
La operación militar -que ha incluido desde fines de agosto la muerte de cientos de personas, violaciones múltiples, la quema de pueblos y cultivos, y el exterminio del ganado de esa comunidad-, ha obligado a más de 620.000 rohinyás a buscar refugio en Bangladesh.
El papa cumplirá en el vecino país la segunda y última etapa de su viaje, en el que, según algunos observadores, llevará a cabo un intento de mediación en una crisis humanitaria desencadenada por lo que la ONU califica de una operación de “limpieza étnica de manual”.
El presidente de la Conferencia Episcopal de Birmania, el obispo Felix Lian Khaen Thang, no desmintió ese posible papel de mediación.
“El Santo Padre puede acelerar el acercamiento entre las partes”, dijo el líder de la iglesia local.