Ámbito tuvo acceso a un informe en el que se plantea la necesidad de concentrarse en la producción de vehículos tradicionales ante las dificultades para llegada de nuevas tecnologías.
La industria automotriz está cambiando rápidamente, demasiado rápido para las posibilidades del país. Las nuevas tecnologías se están concentrando en los mercados más desarrollados mientras que el resto del mundo viaja en el furgón de cola. Sin embargo, para la Argentina puede ser una oportunidad. Esto surge de un informe reservado elaborado por la asociación que agrupa a las fábricas locales (ADEFA), al que tuvo acceso Ámbito, que proyecta al sector en la próxima década.
En ese trabajo –denominado “ADEFA: visión estratégica 2020/2030” – se plantea que mientras las inversiones y la demanda de vehículos eléctricos o híbridos, en los próximos años, se concentrarán en las potencias automotrices, incluyendo China, la Argentina puede hacerse fuerte en la producción de vehículos con motorización tradicional, para abastecer a mercados emergentes. Una forma de sacar provecho de una batalla perdida. El argumento que se sostiene en el estudio, elaborado por la consultora ABECEB, se basa en que, por el atraso en infraestructura y costos, mercados como Latinoamérica, África y, en menor medida, Oceanía, seguirán consumiendo vehículos con motores a combustión. También, un factor a tener en cuenta, son las mayores superficies a cubrir en los que la propulsión eléctrica es limitada.
Por eso, se plantea como objetivo capturar la demanda de países emergentes con tecnología ICE (Internal Combustion Engine) o motores combustión interna. Esto, teniendo en cuenta que, las inversiones de las marcas en vehículos con nuevas tecnologías se dirigirán a los países centrales.
Sólo para Latinoamérica, el informe estima un mercado para los próximos años de 6,6 millones de vehículos, lo que equivale a u$s 85.000 millones. Para África y Oceanía, el volumen de operaciones será de alrededor de 2,5 millones de 0km por un monto de u$s 33.000 millones. Esto hace un mercado potencial de 9,1 millones de unidades por u$s 118.000 millones. Esta estrategia de supervivencia (esa es la palabra utilizada en el estudio) podría ir más allá del 2030 ya que se estima que la vigencia de la actual tecnología tiene una “ventana” de 20 años.
No todas las terminales parecen apostar a este proyecto ya que, algunas, tienen previsto incorporar motorizaciones “ecológicas” en el mediano plazo. Por ejemplo, Toyota planea producir en la Argentina la pickup Hilux híbrida antes del 2025. También Peugeot está desembolsando una inversión en su planta local con una plataforma que permite la producción de autos eléctricos, por lo que podría adaptarse rápidamente a los nuevos tiempos.
En uno de los puntos del informe se plantea la necesidad de “capturar la demanda de ICE de países emergentes” ya que seguirá dominando el mercado en 2030. También estima que Brasil “se concentrará en Etanol” mientras los países desarrollados se enfocarán en nuevas tecnologías.
El trabajo establece una estrategia global: “Convertirse en productores líderes de ICE con productos eficientes, conectados y seguros, abasteciendo al hemisferio sur y capturando inversiones que no se renuevan en desarrollados”.