Un agente de Miami entró en el cuerpo policial indicando que era blanco, pero lo cambió cuando pidió una promoción; su caso ha suscitado quejas por posible racismo.
Una solicitud para un ascenso en la Policía de Miami, un mero requisito burocrático para que los agentes aspiren a promocionar en el escalafón, ha abierto heridas sobre la discriminación racial en los cuerpos de seguridad de Florida.
El agente que ha suscitado la polémica es Javier Ortiz, quien indicó que era blanco cuando pidió entrar en el cuerpo, pero años más tarde, cuando quiso promocionar, marcó en la instancia que era de raza negra. Varias organizaciones han denunciado el caso porque consideran que Ortiz ha hecho burla de la cuestión racial, según recoge el diario The Washington Post.
El pasado noviembre, una asociación benéfica, la Miami Community Police Benevolent Association, culpó a Ortiz de ridiculizar las iniciativas encaminadas a que la policía contrate y promocione a más agentes negros, al marcar la casilla de esa raza en su solicitud, sin ser la suya. Ortiz logró ascensos en 2014, cuando llegó a teniente y tres años más tarde, cuando promocionó a capitán.
La polémica se enmarca en un contexto de quejas crecientes por parte de ciudadanos negros, que también afectan a Ortiz. Antes de que surgiera el caso del burocrático cambio de raza, el agente ya había sido protagonista de numerosas quejas. En marzo de 2017 fue suspendido temporalmente de sueldo por haber un acoso a través de Facebook: publicó el número de teléfono de una mujer y difundió, con falsedad, que había pilotado un barco en estado de embriaguez. Otra mujer lo acusó de romperle una muñeca en un incidente.
Además, según recoge el rotativo estadounidense, Ortiz ha defendido a un compañero del cuerpo que estaba implicado en un tiroteo, y ha insultado a jóvenes y adultos negros abatidos por la policía. “Actúa como un mafioso y serás tratado como tal”, publicó en su cuenta de Twitter en una refriega dialéctica en 2015.
Ahora, la acusación ha llevado al agente, que ostentó la presidencia del sindicato policial en Miami, a responder ante un comité municipal de la ciudad estadounidense, donde compareció el pasado viernes. “Soy un hombre negro”, se ratificó el agente. “No soy hispano”, aclaró.
Uno de los comisionados que valora el caso preguntó a Ortiz qué había indicado en su primera solicitud. “Creo que puse ‘hombre blanco”, espetó el agente. Otro de los comisionados le inquirió al respecto. “¿Cuándo tuvo usted ese instante de revelación divina de que usted era negro? ¿Cuándo se lo dijo a usted Dios?”, preguntó.
Ortiz se extendió en ese punto y señaló que cuenta con ancestros negros entre sus antepasados. “Me enteré de que hay gente en mi familia que son mestizos, y otros negros”, apuntó. Recurrió también a un viejo argumento, ya en desuso: la conocida como “regla de una gota”, que consideraba que una persona, por el mero hecho de tener entre sus antepasados a alguien que no fuera de raza blanca, ya no era blanco.
“Si usted sabe algo de la regla de una gota (…) que es lo que identifica y define lo que es un hombre negro o un esclavo negro, sabría que con que usted tenga una gota de negro en su sangre, será considerado negro”, apuntó Ortiz ante la comisión que valora el caso. “Probablemente usted también lo sea”, replicó a la pregunta del comisionado.