Los cinco países que suman el 45% por ciento de los casos de sarampión en el mundo en 2018 fueron República Democrática del Congo, Liberia, Madagascar, Somalia y Ucrania.
Unicef alertó este jueves que los brotes de sarampión siguen expandiéndose por todo el mundo, una enfermedad que acabó con la vida de 140.000 personas en 2018, la mayoría de ellas menores de cinco años. Además, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) esta enfermedad ha vuelto este año a Albania, República Checa, Grecia y Reino Unido.
Los casos de sarampión en 2018 doblaron en número a los de 2017. Todavía no hay resultados totales para 2019, pero los informes provisionales dicen que los casos de sarampión continúan en niveles muy altos. Según la OMS, hasta mediados de noviembre de este año se habían contabilizado 413.000 casos, frente a los 353.236 registrados el año pasado. 250.00 casos adicionales fueron registrados en la República Democrática de Congo en 2019. Estas cifras multiplican por tres las de 2018.
Una baja tasa de vacunación y bolsas de población infantil sin vacunar han dado como resultado brotes devastadores de sarampión en muchas partes del mundo, incluyendo países donde había una tasa alta de vacunación o que habían logrado eliminar la enfermedad.
En algunos casos se hace difícil llegar a los niños en zonas remotas a causa de conflictos, razones de seguridad o fallos en servicios sociales. En otros casos, los padres no vacunan a los hijos por autocomplacencia, desconfianza o desinformación acerca de las vacunas. Este año, por ejemplo, los Estados Unidos tuvieron el número más alto de casos de sarampión en 25 años y cuatro países de Europa -Albania, República Checa, Grecia y Reino Unido-volvieron a tener la enfermedad después de no haber registrado ningún caso en 2018.
“El extremadamente alto número de niños que murieron el año pasado a causa de una enfermedad totalmente prevenible es prueba de que el sarampión, en cualquier lugar, supone un riesgo para los niños, en todos los lugares”, aseguró hoy Henrietta Fore, directora ejecutiva de Unicef.
“Cuando un número significativo de niños no se vacuna, se pone en peligro a toda la comunidad. Esto lo vemos aún hoy en lugares remotos de República Democrática de Congo, por ejemplo, donde el sarampión ha acabado con la vida de más de 4.500 niños menores de cinco años este año; o en Samoa, donde un brote de sarampión que se ha extendido con mucha rapidez ha dejado a muchos niños enfermos y sin posibilidad de ir a la escuela”, agregó.
Más de 19 millones de niños de dos años no habían recibido la primera dosis de la vacuna del sarampión en 2018. Unicef y la OMS advierten de que la tasa de cobertura de la vacuna del sarampión se ha estancado durante la última década, y con ello se facilita el repunte en los brotes. En 2018, solo el 86% de los niños del mundo fueron vacunados con la primera dosis contra el sarampión y menos del 70% recibieron la segunda dosis recomendada. Estas cifras están por debajo de la tasa de cobertura del 95% necesaria para eliminar los brotes de la enfermedad.
La última región afectada es la de Asia-Pacífico, donde se han dado casos de sarampión incluso en zonas donde ya había sido eliminado, como Australia, Japón y Nueva Zelanda. En Samoa el Gobierno ha declarado el estado de emergencia y todas las escuelas han sido cerradas temporalmente. Según datos del Gobierno del día 3 de diciembre, el sarampión se ha cobrado ya 55 vidas, mayoritariamente niños pequeños. Se han registrado más de 3.800 casos en una población relativamente pequeña y cada día se contabilizan nuevos casos.
Los cinco países que suman el 45% por ciento de los casos de sarampión en el mundo en 2018 fueron República Democrática del Congo, Liberia, Madagascar, Somalia y Ucrania.