El terremoto, que también sacudió varias provincias iraquíes, es el más letal en lo que va del año; hay 7300 heridos.
Los rescatistas iraníes buscaban ayer a posibles sobrevivientes del sismo de magnitud 7,3 en la escala de Richter que anteanoche sacudió el oeste de Irán y varias regiones iraquíes, dejando más de 400 muertos y varios miles de heridos.
La mayoría de las víctimas de la catástrofe fueron registradas en Irán, en donde hay hasta ahora 421 muertos y cerca de 7300 heridos, todos en la provincia occidental de Karmanshah, fronteriza con Irak. Es el terremoto más mortífero en lo que va del año.
En Irak, el balance oficial del drama asciende a ocho muertos y 336 heridos. Al caer la noche, las autoridades se enfrentaban al desafío de refugiar y alimentar a decenas de miles de personas obligadas a dormir a la intemperie por segunda noche consecutiva.
“Las necesidades inmediatas de la gente son carpas, agua y alimentos”, declaró a la televisión estatal iraní el general Mohamad Ali Jafari, jefe de los Guardianes de la Revolución, el ejército de elite de la República Islámica, durante una visita a las zonas afectadas. “Los inmuebles construidos recientemente […] se mantuvieron bien, pero las casas de adobe quedaron totalmente destruidas”, agregó.
El epicentro del temblor se situó unos 50 kilómetros al norte de Sar-e Pol-e Zaham, la ciudad más afectada por el sismo, en donde murieron 280 personas. Según varios medios iraníes, una mujer y un bebe fueron rescatados vivos de entre los escombros por la mañana en esta ciudad, de 85.000 habitantes.
“El terremoto se sintió en varias provincias iraníes que limitan con Irak. Ocho pueblos resultaron dañados. Se cortó la electricidad en algunas aldeas y se han enviado equipos de rescate a esas áreas”, informó la televisión iraní. Algunos testigos vieron oscilar lámparas en Teherán, 500 kilómetros al este del epicentro.
En Irak el terremoto se sintió con fuerza desde Erbil, la capital de la región autónoma de Kurdistán, hasta Bagdad, capital del país, 270 kilómetros al sur.
El guía supremo iraní, el ayatollah Alí Khamenei, ordenó al gobierno y a las fuerzas de seguridad movilizar “todos sus medios” para ayudar a la población.
Según el Instituto de Geofísica de la Universidad de Teherán, al terremoto le siguieron más de 150 temblores.