La estatal apuró una oferta por los activos de la anglo-holandesa para bloquear la irrupción de importantes compañías, de costos operativos más bajos y operatoria mucho más flexible, que podrían complicar su competitividad en el mercado local
Dolor de cabeza. Este es el diagnóstico para YPF, a partir de la decisión de Shell de poner a la venta su red de estaciones de servicio. Es que la salida de la petrolera de la Argentina conlleva el alto riesgo de un importante avance de otros jugadores del sector.
Para minimizarlos, la estatal tuvo que moverse rápido en su intento por quedarse con estos activos, en pos de reforzar su posición competitiva. En particular, en lo que se refiere a la fijación de precios en los surtidores.
Este principio de “acción y reacción” protagonizado por ambas firmas es catalogado en YPF como el “lado B” del mercado abierto que el macrismo intenta reinstalar en diferentes industrias, luego del “blindaje” impuesto por Cristina Kirchner a la restatizada.
Shell, dueña del 18% de las ventas de nafta y gasoil, es vista por los empresarios del expendio como una compañía que, sobre todo el último año, se ocupó más de cuidar su porción de mercado que de intentar ganar un punto de share.
Esta quietud obedece a su plan de desinversión a nivel global por u$s30.000 millones al que apunta tras la adquisición de BG Group. Además, va en línea con la estrategia de otros grandes jugadores que consiste en centrarse en el negocio del upstream y dejar el refinado y la comercialización en manos de interesados locales.
“Aunque digan que compiten entre sí, lo real es que luego del cambio de Gobierno ambas dejaron de pelearse. Mantienen una convivencia pacífica que algunos hasta ven como balanceada”, sostuvo a iProfesional Raúl Castellano, secretario de CEC (Cámara de Empresarios del Combustible).
“El hecho de que ahora Shell confirme que vende sus activos implica romper con un ‘status quo‘ que le venía muy bien a YPF “, añadió.
En otras palabras, la decisión de la anglo-holandesa de desprenderse de su refinería en Dock Sud y de su red de estaciones de servicio (cerca de 650) no ha hecho otra cosa que encender las alarmas dentro de la estatal.
Hasta que “abroche” esa operación, tendrá que convivir con la amenaza latente que implica la incursión de otras compañías que ven a la Argentina como un país con buen potencial de crecimiento.
El riesgo es aun mayor porque estos players, además de ser relevantes, ya están operando a nivel local:
– Actúan como importadores y les venden combustibles a las diferentes industrias, sobre todo gasoil
– Están en la búsqueda de la infraestructura necesaria para cobrar mayor protagonismo
– Vienen ganando terreno luego de que el gobierno de Macri convalidara la mayor apertura en las importaciones de combustibles
– Poseen estructuras operativas muy flexibles, lo que representa una amenaza para la estatal.
– Algunas directamente compran combustibles en alta mar y los entregan directamente a pedido a las diferentes industrias
– Sus costos operativos se encuentran muy por debajo de los de petroleras tradicionales
En el ambiente se las identifica como “traders“, si bien no faltan empresarios que las definen como las “low cost” de las naftas.
Pese a no ser conocidas por el argentino de a pie, estas firmas adquieren suma relevancia en los tiempos que corren: Trafigura, Vitol, Glencore y Gunvor son algunas de las que alzaron la mirada apenas se hizo oficial la decisión de Shell de abandonar el mercado argentino.
El temor por los precios
En YPF leyeron con rapidez el impacto que podría tener la irrupción de este grupo de empresas, que maneja costos mucho más reducidos y son capaces de traer combustibles del exterior a precios competitivos.
Esto explica el apuro de la estatal por ofertar y de algún modo “trabar” la salida a la venta de los activos de Shell.
En este contexto, YPF tiene intenciones de desembolsar cerca de u$s1.000 millones para quedarse con esa red de estaciones y con la refinería de la anglo-holandesa.
Como parte de su jugada estratégica -y de prosperar en su intento- luego podría ceder esos activos adquiridos a una “amiga” como Pluspetrol que, por otro lado, formuló su propuesta por separado.
En dialogo con iProfesional, un director de la estatal confirmó que “abrochar” esta operación es clave.
Por otro lado, advirtió que le significaría a YPF pasar a tener un share cercano al 75% en el mercado del expendio, cifra que choca de frente con los límites fijados por Defensa de la Competencia.
De este modo, debería avanzar en una posterior transferencia a otra compañía para así sortear el obstáculo regulatorio.
Los rivales que preocupan
Ante la consulta de este medio, varias fuentes del sector acercaron el detalle de los “traders” que podrían reforzar su presencia en el mercado argentino y complicar la política de precios de YPF.
1.- Trafigura
Es dueña de la marca Puma Energy que en los últimos dos años anunció inversiones por u$s450 millones.
Este desembolso tuvo como objeto mejorar el abastecimiento de combustibles a sus clientes corporativos en Bolivia, Uruguay y la Argentina, a través de remolcadores y barcazas.
Cuenta con 4.000 empleados. A la largo de las últimas dos décadas fue estableciendo filiales en Cuba, Puerto Rico, Guatemala, El Salvador, Honduras, República Dominicana y Paraguay.
Semejante despliegue le asegura el control de unas 800 estaciones de servicio y dos refinerías.
2.- Vitol
Transporta y comercializa combustibles y minerales. Fundada en Rotterdam en 1966, dispone de operaciones y oficinas en 40 países alrededor del mundo.
Raúl Castellano, de la CEC, aportó más detalles: “Compra combustibles a buques petroleros en alta mar para luego venderlos en el mercado interno“.
“Opera con una base de datos en tiempo real que le permite saber dónde se encuentra cada cisterna en distintos puntos del planeta. En cuanto un cliente le pide combustibles, contacta al barco más cercano y se lo entrega”, explicó.
Para facilitar su operatoria, también puede almacenarlos en varios de los depósitos con los que cuenta en el puerto de Buenos Aires.
Desde ahí se ocupa de distribuirlo entre las distintas industrias e, incluso, en estaciones de servicio.
“Vitol le suministra naftas a varios de los puntos de venta que hoy operan por fuera de las redes de las petroleras tradicionales”, aseguró Castellano.
Al igual que lo que acontece con Trafigura, la operatoria de Vitol no está exenta de controversias. En los últimos años, estuvo en el ojo de las críticas por comprarle a Irán millones de barriles de petróleo, siendo que la Unión Europea mantiene un bloqueo comercial sobre esa nación.
En 2011, Vitol fue señalada como la compañía que habría aportado crudo y combustibles a los rebeldes que culminaron deponiendo el régimen de Muamar el Gadafi en Libia.
Como premio a tal asistencia, se habría hecho de importantes concesiones en el país de África del Norte, afirmó una importante fuente del sector.
Dueña de una facturación anual cercana a los u$s250.000 millones, opera con una red de 200 buques cisternas y posee tanques de almacenamiento en los cinco continentes.
En América latina, además de Buenos Aires, dispone de representaciones en Río de Janeiro, Bogotá y Lima.
3.- Glencore
Otro de los “traders” con ganas de crecer en la Argentina es Glencore, conocida también por su desempeño en la actividad minera.
En 2013 se quedó con la suiza Xstrata, previo desembolso de u$s68.000 millones. Con esa compra se transformó en una de las tres mayores mineras del mundo en cuanto a volumen de negocios.
Su presencia en la Argentina es cuanto menos abrumadora: es propietaria de emprendimientos agroindustriales como Oleaginosa Moreno, posee puertos en Santa Fe y Buenos Aires y tiene una fuerte injerencia en el negocio de los biocombustibles.
En minería, su participación resalta en La Alumbrera, considerado todavía el mayor yacimiento de oro de la Argentina. Como si esto fuese poco, está a un paso de iniciar un megaproyecto para extraer cobre en la provincia de San Juan, conocido como El Pachón.
A nivel global, Glencore factura anualmente unos u$s150.000 millones.
4.- Gunvor
Es otra de las interesadas en quedarse con los activos de Shell. Si bien tiene sede en Amsterdam, su operatoria se concentra mayormente en Ginebra y Singapur.
Como “trader”, se ubica detrás de Vitol y Glencore en términos de venta de hidrocarburos y procesados a nivel global.
En su operatoria comercial, Gunvor centra sus movimientos en países africanos y asiáticos. Controla el 60% del flujo de petróleo que circula a través de Estonia y el 40% del crudo que parte de puertos rusos como San Petersburgo.
En la Argentina, dio la nota a fines de 2016 con la adquisición de una parte de Oil, la petrolera de Cristóbal López.
¿Puede bajar la nafta?
La posible irrupción de cualquiera de estos actores genera temor en YPF.
No es para menos, ya que al contar con una estructura de costos más reducida y una operatoria mucho más flexible, está en condiciones de establecer un esquema de precios por debajo los que fija la estatal en los surtidores.
“La liberación de importaciones puede generar un profundo cambio en el mercado. Estas empresas, de costos bajos, ahora cuentan con luz verde para instalarse en la Argentina”, aseguró a iProfesional un director de YPF.
Señaló además que si los precios caen, la rentabilidad puede verse comprometida en el mediano plazo.
“El punto central que hoy sostiene el interés por Shell refiere justamente a asegurar el control del mercado. Después se verá si se le cede esa red a una socia”, apuntó.
En su visión, lo importante -en términos competitivos- pasa ahora por bloquear el intento de cualquiera de estas compañías por ganar protagonismo en el mercado.
“Hay que pensar que ingresarían con una porción del expendio de casi el 20%, lo que representa un claro riesgo para YPF“, añadió.
Desde CEC, Castellano sostuvo que la entrada de estas “low cost” podría implicar bajas de al menos un 10% en el valor del litro. “Estas compañías podrían inducir a ello, ya que ahora no rigen ni límites ni pisos para la cotización del combustible”, especificó.
“Si se amplía el número de jugadores y si se continúa con el plan de emparejar el precio local con el internacional, es probable que los combustibles tiendan a abaratarse “, destacó el referente de CEC.
“Esto, para la caja de empresas que hacen extracción, exploran e invierten en nuevos yacimientos puede resultar un desastre“, dijo Castellano.
Si bien el final aún es abierto, la decisión de YPF de ofertar por los activosde Shell es interpretada en el mercado como “marcarle la cancha” a estos actores con ganas de jugar en “primera” en el campo de los combustibles.
De todos modos, la apertura importadora deja la puerta abierta para la incursión de capitales extranjeros en una actividad que, desde hace más de una década, tiene a la estatal como referente de los precios en los surtidores.