Trump propone eliminar la «lotería de visados» para restringir la entrada de inmigrantes y plantea que Safyullo Saipov sea trasladado a la prisión de Guantánamo.
Safyullo Saipov, de 29 años, de nacionalidad uzbeka y residente en Estados Unidos desde 2010, llevaba varias semanas preparando el ataque en Manhattan en el que murieron ocho personas tras arrollar con una camioneta a los transeúntes. Saipov siguió «exactamente» instrucciones del Estado Islámico (EI) distribuidas en redes sociales, según informaron fuentes oficiales. Cinco de los muertos tienen nacionalidad argentina, uno es belga y dos, estadounidenses. Doce personas están heridas, de las cuales cuatro permanecen en estado crítico, aunque en condición estable.
Las autoridades federales han acusado a Saipov de un cargo por apoyo material a una organización terrorista y de otro por violencia y destrucción con un vehículo de motor. Según el pliego de cargos, citado por «The Washington Post», Saipov comenzó a planear el atentado hace un año y hace dos meses «decidió usar una furgoneta para infligir el máximo daño posible». Por las mismas razones eligió Halloween, indicó el Ministerio Público.
Los investigadores han relacionado a Saipov con el EI después de que en la escena del atentado se recuperase la nota, escrita en árabe, en la que se afirmaba: «El Estado Islámico prevalecerá». Pero han aclarado que no hay pruebas de que formara parte de la organización. Por ahora, el grupo yihadista no ha reivindicado la autoría del atentado.
Saipov alquiló el vehículo una hora antes en Nueva Jersey, estado vecino a Nueva York y en el que vivía el terrorista. El autor del atentado fue herido en el abdomen por disparos de un policía que se presentó en el lugar, y está bajo vigilancia en un hospital de Nueva York. Ya ha sido interrogado, pero no se ha revelado nada en ese sentido. Trabajadores del hospital detallaron al diario «The Daily News» que el autor de la masacre no estaba en absoluto conmocionado, sino que se le veía «feliz» y «realizado» e incluso hablaba y reía con total normalidad.
El presidente Trump tildó ayer al asesino de «animal» y aprovechó la indiganción por el ataque para anunciar que va a pedir al Congreso que actúe «inmediatamente» para acabar con el programa de «lotería de visados» al que pueden acceder naciones que tienen pocos inmigrantes en Estados Unidos y que, según él, permitió llegar al país al asesino de Nueva York. «El terrorista vino a nuestro país a través de este programa, una maravilla de Chuck Schumer», dijo el presidente en referencia a este programa impulsado en los años 90 por el actual líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer.
Saipov llegó a Estados Unidos después de que el Departamento de Estado y Seguridad Nacional diesen el visto bueno a su visado tras ganar esta «lotería». Nacido en la capital de Uzbekistán, Tashkent, en un principio vivió en Ohio en un suburbio inmigrante de Cincinnati. En 2013 se casó con Nozima Odilova y abrió dos compañías de transporte de camiones. Actualmente residía en Nueva Jersey, donde convivía con su esposa y sus dos hijos. Durante los últimos seis meses se había dedicado a trabajar para la multinacional Uber como conductor. Los que lo conocían no entienden cómo este uzbeko pudo acabar radicalizándose por su cuenta, y todos ellos lo definen como «un buen tipo» que llevaba una vida frugal y a quien le gustaba jugar con los hijos de sus amigos.
Uno de ellos, Kobiljon Matkarov, explicó al diario «The New York Post» que el terrorista era «muy buen tipo». «Le gustaba Estados Unidos y parecía muy contento» con su vida aquí, por ello nada le hacía pensar que pudiese ser un radical islamista. Trump advirtió de que la familia de Saipov también «podría ser una amenaza». La Policía y el FBI han interrogado a todas las personas cercanas al terrorista, incluida su familia, pero de momento el único detenido es el joven uzbeko.
Hasta el día del atentado, Saipov se había mantenido fuera de los radares del FBI. Había sido multado por conducir su vehículo en Platte County (Missouri) cerca de Kansas a finales de 2015 con los frenos en mal estado. Más tarde, se emitió una orden de arresto en abril de 2016 por no presentarse ante el juez. En noviembre, se declaró culpable y pagó 200 dólares por la multa y las costas judiciales. Saipov se siente orgulloso de su ataque y que éste se ha radicalizado en EE UU. Trump dijo que sopesará la posibilidad de enviar al terrorista a la cárcel de Guantánamo (Cuba).
Ahora se planteará cómo y dónde juzgar a Saipov, ya que se debería someter a juicio en el Tribunal del distrito sur de Manhattan, la corte más cercana al lugar del atentado. Allí es donde el primer fiscal general del ex presidente Barack Obama, Eric Holder, intentó llevar a los cinco conspiradores de los ataques del 11-S a juicio. Entonces, Obama y Holder tuvieron que desistir debido a la gran controversia política. Ni los legisladores ni la opinión pública quisieron para estos terroristas un juicio donde pudiesen disfrutar de los mismos derechos que el resto de los ciudadanos.