El Tribunal Supremo de Alabama dictamina que los embriones congelados son niños

La decisión amenaza con perjudicar a las clínicas de fertilización in vitro y a las personas que recurren a ellas.

Los embriones congelados son personas, según el Tribunal Supremo de Alabama (Estados Unidos). La decisión de esta corte, que uno de sus jueces ha defendido aludiendo a Dios, amenaza con perjudicar a las clínicas de fecundación in vitro en ese Estado y a los cientos de miles de personas al año que dependen de este método para procrear.

El dictamen, emitido el viernes con el respaldo de siete de los nueve jueces del Supremo estatal, se adoptó en respuesta a dos casos en los que los embriones congelados de varias parejas se destruyeron por accidente, cuando una persona los dejó caer al suelo en una clínica en la ciudad de Mobile. La consulta al Supremo estatal, uno de los casos planteados en los Estados después de que el Supremo federal tumbara en 2022 la sentencia Roe contra Wade que garantizaba el derecho al aborto en todo el territorio estadounidense, preguntaba si era lícito plantear demandas por negligencia derivada en muerte.

El Supremo citó la conservadora Constitución de Alabama y su lenguaje contra el aborto, que desde 2018 reconoce “los derechos de los niños no nacidos” para declarar que una ley de 1872 que permite a los padres presentar una demanda por la muerte de un hijo “se aplica a todos los niños no nacidos, con independencia de donde se encuentren”.

“Bajo esta ley todos los niños no nacidos son niños, sin excepciones según su estado de desarrollo, lugar físico donde se encuentren u otras características secundarias”, apuntaba uno de los jueces del tribunal, Jay Mitchell, en la decisión de la mayoría. El juez recordó que en ocasiones anteriores el tribunal ya había encontrado que los fetos muertos durante el embarazo también están protegidos por la Ley contra Muerte por Negligencia de Menores, y nada excluye a “los niños extrauterinos”.

Con esta medida, el Supremo estatal tumba la decisión de un tribunal inferior, que había decidido que los demandantes no podían querellarse como padres porque los embriones destruidos no habían llegado a estar implantados en un útero.

En un escrito de apoyo al dictamen, el presidente del tribunal, Tom Parker, citó a la Biblia y sus propias creencias religiosas para sostener que “incluso antes del nacimiento todos los seres humanos están hechos a semejanza de Dios, y sus vidas no se pueden destruir sin menoscabar su gloria”. “La vida humana no se puede destruir negligentemente sin incurrir en la ira de un Dios santo, que percibe cualquier daño contra su imagen y semejanza como una afrenta contra él”.

El juez Greg Cook, uno de los dos que discrepó con la opinión de la mayoría, puntualizó por su parte que la ley de 1872 no define quién es un “niño” y que los jueces estaban forzando el concepto original de la medida para incluir embriones congelados. Cook avisa que ningún otro de los 50 Estados del país han llegado a la misma conclusión que este tribunal, y que el dictamen “casi con total seguridad pondrá fin a la creación de embriones mediante el proceso de fecundación in vitro en Alabama”.

La organización Resolve: The National Infertility Association ha advertido, por su parte, que el dictamen en ese Estado tendrá “consecuencias devastadoras” para las personas con problemas de fertilidad, una de cada seis en Estados Unidos, y que recurren al sistema de fecundación in vitro para crear una familia. Por su parte, el Colegio de Médicos de Alabama había advertido en un informe al tribunal mientras se examinaba el caso que, si los jueces declaraban personas a los embriones congelados, “el aumento del riesgo de demandas legales puede resultar en que las clínicas de fertilidad (cinco en todo el Estado) de Alabama cierren y los especialistas en fertilidad se trasladen a otros Estados”.

Para los propios padres la decisión del tribunal puede acarrear importantes complicaciones: dado lo complicado que puede ser conseguir la implantación de un embrión en el útero, las clínicas especializadas en este método suelen extraer y fecundar la mayor cantidad de óvulos posible. Una vez se logra un embarazo, el resto de embriones se congela. Destruirlos, tras la decisión de los jueces, puede constituir un delito. A este respecto, el dictamen argumenta que decidir el efecto que conceder el estatus de persona a un embrión congelado pueda tener en los tratamientos de fecundación in vitro “corresponde a los parlamentarios”, no a los jueces.