Por internet, los delincuentes acceden a información clave de las víctimas. Y ahora pueden ver hasta sus casas.
La banda que tiene en jaque a los platenses con los secuestros virtuales sigue haciendo de las suyas en la Ciudad: ayer a la madrugada se denunciaron otros cuatro casos, y aunque ninguna de las víctimas cayó en la trampa, se presume que los delincuentes lo intentaron con varias personas más, que ni siquiera acudieron a la Policía.
Mientras tanto, desde la DDI La Plata trabajan en la identificación de los integrantes de esta organización que en poco más de un mes ya se alzó con más de 200 mil pesos por “rescates” de “víctimas” que jamás tuvieron cautivas. Para localizarlos, los investigadores apelan a la tecnología aplicada a las comunicaciones, lo que paradójicamente los empareja con los delincuentes que hacen uso de lo mismo para cazar a sus presas.
Es que la modalidad cambió (y avanzó) con el paso del tiempo. Inventada en unidades penitenciarias por reclusos que sacaban provecho de su acceso a una guía y un teléfono para conseguir números de tarjetas telefónicas mintiendo un rapto, la estafa es ejecutada ahora por bandas que hacen “inteligencia” con tecnología de fácil acceso. Ni siquiera necesitan de una guía.
Expuestos en la red
En el directorio disponible en Internet figuran, además de los números de líneas fijas, las direcciones y nombres de los usuarios, a los que se accede teniendo uno solo de esos datos. Ya con la dirección de la casa, la novedosa plataforma de Google, Street View, permite visualizarla desde la computadora y convencer a la víctima mencionándole ciertos datos que le den verosimilitud al engaño. Muchos denunciantes relatan que los delincuentes los presionan describiéndoles su vivienda, mientras ganan tiempo y obtienen más información de su propia boca, por conmoción, o miedo.
Los investigadores también han detectado la existencia de páginas que ofrecen información sensible de cualquier persona, como datos financieros o cualquier otro disponible en la red, la mayoría de los cuales fueron facilitados a través de las redes sociales por el individuo al que se quiere investigar.
De hecho, en algunos episodios registrados en los últimos meses los damnificados juran haber escuchado la voz de un familiar pidiendo auxilio, lo que los convenció de pagar el rescate. Las autoridades no descartan que existan bandas con este nivel de sofisticación, capaces de “recortar de videos o audios algunas palabras” y editar con ellas un falso pedido de auxilio “con la voz de alguien”, pero estiman que en la mayoría de los casos “las víctimas son sorprendidas en plena madrugada, dormidas, y con el miedo creen escuchar la voz de un ser querido”.
En cuanto al grupo que asola a la Región desde hace unos dos meses, hasta ahora se pudo determinar que estaría conformado por dos células: una que operaría desde el conurbano (si los investigadores tienen ubicada la localidad, no lo admitieron) y otra integrada por los llamados “levantadores”, que sí está en La Plata. “Los que hacen los llamados son 4 o 5 personas”, dijo un pesquisa, que apenas advierten que la víctima puede caer en la trampa se contactan por otra vía con los “levantadores”. “Mientras mantienen al blanco en la línea, los cómplices van hasta la puerta de la casa para aumentar la presión” y “levantar el rescate en caso de que se pague”, agregó la fuente. Después, sólo es cuestión de desaparecer antes de que el damnificado descubra la maniobra y llame al 911. Con esta modalidad en alza, las autoridades recomiendan chequear la veracidad de los llamados extorsivos, cortar la comunicación de inmediato y hasta establecer códigos o palabras clave con familiares para identificarlos.