En 10 días, Brittany Maynard morirá por decisión propia en su cama, acompañada por su familia. A los 29 años, programó su muerte ante un cáncer terminal y abrió el debate sobre la eutanasia.
Brittany Maynard va a fallecer el próximo 1 de noviembre con tan solo 29 años de edad. Por decisión propia, y sabiendo que el cáncer que padece es terminal, se quitará la vida bajo supervisión médica.
Ese día quiere estar en su cama de matrimonio, con su marido y familiares más cercanos a su lado y con su música preferida de fondo. “Espero morir en paz”, cuenta en un video colgado en internet.
Y también sabe con exactitud cuándo quiere despedirse de este mundo: ha elegido el 1 de noviembre para vivir el último cumpleaños de su esposo, a finales de octubre.
Sólo en cinco estados del país está permitida la eutanasia. En Oregon, la conocida como “Death with Dignity Act” (ley para una muerte digna) entró en vigor en 1997 por la presión de los electores. Según las últimas estadísticas de las autoridades sanitarias, desde entonces a 1.173 enfermos moribundos se les ha prescripto un narcótico mortal y de ellos, 752 se quitaron la vida con esos medicamentos.
En su estado natal, California, Maynard no tenía acceso a la eutanasia. Este verano, tras una operación cerebral y la reaparición de un tumor aún más agresivo que según los médicos la mataría en unos pocos meses, la joven se mudó de San Francisco a Portland, en el vecino estado de Oregon.
Su madre, Debbie Ziegler, describe en el video a su hija como una aventurera deportiva y viajera. En 2012 se casó en un viñedo en California con su novio Dan Diaz, de 42 años, y poco después empezaron los fuertes dolores de cabeza, cuenta Brittany.
El pasado enero llegó el diagnóstico mortal: los médicos la operaron y en principio le dieron entre tres y diez años más de vida, pero el tumor regresó de forma más agresiva y su esperanza de vida se redujo a sólo unos pocos meses.
La mujer aseguraba en el video grabado en agosto que quería pasar los días que le quedan “en esta maravillosa Tierra” con su familia y en lo posible, en medio de la naturaleza.
La ley de eutanasia en Oregon exige que el enfermo incurable tome él mismo la dosis mortal del medicamento, sin que un médico pueda ayudarlo, pues la eutanasia activa está prohibida en Estados Unidos. Sin embargo, la asistencia a la hora de poner los medios para quitarse la vida a disposición del enfermo está aprobada en algunos estados, como Oregon. Una normativa similar rige en otros estados como Washington o Vermont, mientras en Montana y Nuevo México existe jurisprudencia al respecto.