Eliana Krawczyk “La reina de los mares”, la primera mujer submarinista de Argentina y América Latina que va a bordo del desaparecido ARA San Juan

Su papá la apodó “La reina de los mares”. Ella siempre se ríe a carcajadas cuando sus hermanos la llaman así. Eliana Krawczyk, de 35 años, se ganó el mote por ser la primera mujer submarinista de la Argentina y de América Latina. Hoy está en el desaparecido submarino ARA San Juan como jefa de Armas cumpliendo un sueño.
Sus parientes repiten una y otra vez que Eliana nació para lo que hace. Todavía recuerdan aquél día en el que puso en su billetera una foto de su mamá, que había fallecido poco tiempo antes, y partió desde su Oberá natal, en Misiones, hacia Posadas para inscribirse en una convocatoria de la Armada, que buscaba jóvenes. Había dejado todo atrás para perseguir su sueño de alguna vez formar parte de una tripulación que surcara las aguas profundas.
Ese momento llegó pocos años después cuando, una vez convertida en oficial, decidió ingresar a la Escuela de Submarinos. “A mí me dio escalofríos, no estaba muy contento, pero ¿qué le iba a decir? Ella es el submarino”, enfatizó uno de sus familiares. “Tal vez tiene algunos genes de sus abuelos, que vinieron de Europa en barco. No sé, es una pasión inexplicable”, agregó.
En diálogo con La Nación de Argentina, sus parientes pidieron no ser identificados. La importante es ella.
Eliana se recibió de submarinista en 2012, como la mejor compañera de su promoción. La “estrellita”, como le dicen por ser la más chica de la familia, había cumplido otro sueño más.
Hoy, en momentos difíciles y de una incertidumbre que mina todo intento por controlar la ansiedad, esos compañeros que la eligieron como la mejor le enviaron un mensaje reconfortante a sus hermanos. “Todos estamos unidos por ella como siempre, adoramos a Eli como persona: profesional, amiga y mejor compañera. Estamos haciendo todo para volver a comunicarnos con el submarino y tenemos fe en que todo va salir bien. La familia de Eli es nuestra familia”, dice el escrito.
Es ahora cuando sus hermanos intentan replicar la personalidad difícil de doblegar que, según afirman, tiene Eliana. “Siempre mira para adelante con su carácter dulce y duro como el acero”, señalan en Misiones, al resaltar su habilidad para superar momentos tan duros y oscuros como el fondo del océano. La muerte de uno de sus hermanos en un accidente de tránsito y, posteriormente, el fallecimiento repentino de su mamá no frenaron su camino en la Armada.
Tampoco la amedrentó haber sido asaltada en España, cuando hace algunos años le robaron los documentos y las tarjetas. Ella estaba completamente sola y llamó a su casa. No lo hizo para contar sólo la pérdida del dinero y del pasaporte. Eso se recupera, dijo. Eliana lamentaba, más que nada, que también le habían robado la foto de su mamá. Ella le decía “boy scout” porque siempre estaba lista para todo.
“Ese es su carácter, su fuerza. Así te lo resumo”, dijo un familiar, que también describió largamente el amor que la submarinista tiene por los perros. En el último tiempo rescató a dos, Floppy y Ramiro, que habían sido abandonados, heridos, para que encontraran la muerte. Ella los recuperó.
Esa fortaleza es la que Eliana debe estar demostrando ahora mismo en el ARA San Juan. “Tiene que estar tratando de arreglar lo que sea para volver”, esbozó otra miembro de la familia. Cuando habló con La Nación eran cerca de las 20. “Deben estar por cenar y después entra de guardia, a revisar los radares y el millón de sensores que tiene el submarino”, agregó, recitando casi de memoria la rutina de Eliana.
La familia conoce muchos más detalles de cómo es la vida en un submarino de lo que puede saber cualquier otra persona ajena al mundo de la Armada. Es que siempre que puede contactarse desde la lejanía, Eliana lo hace. Y hablan largas horas. Tantas como la esperanza les dice que harán cuando ella vuelva. Un hermano ya se lo imagina: “Nos vamos a reír”.